Para hacer este fantasma se necesita:
- una gasa de esas que, seguramente, la mayoría de nuestras abuelas todavía guardan en sus cajones junto con la ropa interior o otro tipo de tela semi transparente y de color blanco. También podéis comprarla en la farmacia, pero a mi lo que me gusta es reciclar, así que usé la de mi abuela.
- cola blanca y agua
- cartulina negra
- botella de agua o de refresco
- globo o una pelota pequeña
- alambre
¡Allá vamos!
La botella será el cuerpo del fantasma. Colocamos encima el alambre sujetándolo con plastelina o similar y le daremos forma de unos brazos colocados hacia arriba. Para finalizar, hinchamos el globo, no demasiado, y lo ponemos encima del cuello de la botella a modo de cabeza. Lo sujetamos con celo a la botella.
Debemos fijarnos que la gasa cubra toda nuestra figura y llegue hasta el suelo, sino es así buscaremos objetos del tamaño ideal para el trozo de gasa del que disponemos.
Una vez fijado el armazón, mezclamos en un bol cola blanca y agua en un proporción 4:3. Introducimos la gasa y la empapamos bien en la mezcla.
La extendemos y la colocamos encima del molde que hemos preparado dándole la forma y haciendo pliegues . Como he dicho antes la gasa tiene que llegar hasta abajo e incluso arrastrar un poco para que luego, una vez seca, apoye bien.
Pasados unas horas, yo tuve que esperar casi 12 horas, y cuando esté totalmente seca la gasa, se separa del molde y… ¡Uhhhhhhhh! ¡Ya tenemos fantasma con el que decorar nuestra casa!
Si lo iluminamos por debajo con una pequeña lámpara, el resultado es… fantasmal.
Aquí os dejo un ejemplo más:
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