Cada encargo que recibo es especial, ya que se que la persona que está detrás de ese pedido ha confiado en mi trabajo porque quiere una prenda que sea algo más que una cosa hecha en serie por una máquina.
Pero hay pedidos que además llevan implícita una carga emocional tan grande que son de ese tipo de encargos que te vuelven loca por lo bonito de su contenido pero que al mismo tiempo te hacen estar muertecita de miedo al no saber si lo que salga será del agrado de quien me lo ha pedido.
Voy a intentar explicar cómo ha sido todo el trabajo realizado, ya que muchas veces no se aprecian las horas de dedicación que llevan detrás este tipo de trabajos. Igual sale una entrada más larga de lo normal, porque voy a hacer un despiece exhaustivo del proceso, pero si sois capaces de leerlo todo, seguro que os gusta ;-).
En esta ocasión, Eva, que ya me ha encargado alguna que otra cosa, y siempre me sorprende con sus pedidos, quería que le hiciera algo para regalar a su madre, que acaba de cumplir 65 años, una edad con muchas connotaciones. Y precisamente por eso, buscaba algo que se saliese de la normalidad. Ir a una tienda y comprar cualquier cosa se podía hacer en cualquier momento, pero ella quería algo que representase la historia de la vida de su madre.
Y aquí fue como comenzamos las dos todo este proceso. De partida, Eva no tenía nada claro sobre qué elemento plasmar todas las ideas que tenía en su cabeza. Dimos mil vueltas, correo arriba y correo abajo, hasta que al final lo tuvimos claro: íbamos a hacer un mantel.
Viendo que andábamos escasos de tiempo, buscar un mantel ya hecho que reuniese las condiciones que necesitábamos iba a ser complicado, así que me lancé a hacer yo misma el mantel. Así podía buscar la tela que me resultase más apropiada.
Para esto debo agradecer las enseñanzas que recibí de las monjitas del colegio cuando era pequeña, que me enseñaron cómo hacer de forma curiosa las esquinas de un mantel. Y también a mi memoria, que aún conserva el recuerdo ;-)
El problema era poner en pie y hacer realidad todo esto. Fuimos definiendo todas las ideas y decidimos representar, mediante una serie de escenas, momentos representativos de la vida de la homenajeada.
Una de las ideas que surgió fue plasmar sobre el mantel el árbol genealógico familiar. Pero no podía tratarse de un mero esquema, sino que lo hicimos como si fuese un árbol.
El proceso comenzó haciendo una serie de bocetos:
Hay que decir que gracias a las tecnologías, en todo momento Eva estaba al tanto de todo lo que yo iba haciendo y me iba dando el visto bueno. Así que el siguiente paso fue traspasar la idea del papel a la tela:
Una vez listas las cuatro esquinas, cada una con su árbol, había que desarrollar todo lo que se iba a representar sobre la parte visible de la mesa.
Eva me hizo una lista de 8 escenas que quería representar formando un óvalo y una escena como detalle central.
Estos fueron algunos de los bocetos que hice, esperando haber conseguido interpretar lo que ella se estaba imaginando (parece una tontería, pero tratar de ponerse en la mente de otra persona, cuando la otra persona lo está viendo todo claramente, es una tarea sumamente complicada)
Lo siguiente fue terminar de definir los dibujos:
Ahora llegó el turno de calcar en el mantel todas y cada una de las escenas en su sitio:
El siguiente paso fue ya comenzar a marcar las principales líneas con pintura, con mucho pulso y mucho mimo:
Este sería un ejemplo del detalle central del mantel en esta fase:
Y, por último, se dieron unos toques de color como si de una aguada se tratase. Así fue como quedaron todas las escenas ya terminadas:
VISTA DE CONJUNTO
MOTIVO CENTRAL: Celebración del cumpleaños
VIAJERA
COCINERA (y también capaz de hacer varias cosas a la vez)
DEPORTISTA
TELEFONISTA EN SU JUVENTUD
DETALLISTA (cuida siempre el más mínimo detalle)
JARDINERA
AMANTE DE LA LECTURA
Y SOBRE TODO... ABUELA ;-)
Y, aunque no se pueda apreciar con detalle, este fue el resultado final:
¿Qué os ha parecido? Lo que se puede asegurar sin riesgo de equivocarnos, es que como este mantel no existe ninguno igual en todo el mundo. Y eso es lo que lo hace realmente especial.
Hay que agradecer que haya personas como Eva, que en este mundo tan materialista y superficial, sepa buscar con sus regalos la parte bonita de verdad del hecho de regalar: provocar que los sentimientos afloren cuando se recibe el detalle.
Revisando las entradas del blog, me acabo de dar cuenta de que nunca llegué a enseñar el otro pedido con corazón que me hizo Eva (yo estaba convencida de haberlo hecho, no se si ha desaparecido la entrada o es que no la hice realmente). Pues nada, aunque sea con muchísimo retraso, un día de estos os contaré la historia...
Besos y nos vemos de nuevo el miércoles ;-)