Y después de medir, calcular, cortar y coser salió esto.
Aunque me ha quedado más formal de lo que pretendía, estoy contenta. Los remates de la cremallera los puse negros también, así que para darle un poco más de alegría empleé como tirador de la cremallera un pequeño reloj que tenía desde hace algunos años con Caperucita y el lobo.
El tipo de asa permite llevarlo colgado del hombro o de mano, que es algo que a mí me resulta muy cómodo para no cargar los hombros con el peso.
Y una vez terminado me fui a Córdoba a estrenarlo y lucirlo por la Mezquita-Catedral, la Judería, el Puente Romano o el Museo de Julio Romero de Torres que es donde me he hecho la foto que os enseño. Preciosa ciudad que aún no conocía a pesar de estar a algo menos de 3 horas desde mi casa.
Un beso y muchas gracias por vuestra compañía.