- Si se quiere pintar un cuadro de muy larga duración y con brillos y matices, lo más adecuado es el óleo, que permite corregir cosas tras secarse, darle más volumen y presentar más variedad de colores y matices.
- Empleando óleo, las capas gruesas van al final, debido a lo que tarda en secarse. Esta tardanza también puede ser una ventaja, ya que, si algo sale mal, lo quitas con la espátula fácilmente.
- El hecho de que tarde tanto el óleo en secarse, alrededor de un mes, permite mucho más juego de luces y sombras; el acrílico consta de un espacio mucho más amplio cubierto por los mismos colores.
- Si se desea un cuadro más rápido y sin brillo, el acrílico es lo mejor; se seca muy rápido, en una hora máximo, y es mucho más limpio.
- No se deben apretar mucho los pinceles en el lienzo, ya que irían perdiendo pelitos, que se impregnarían en el cuadro y resultaría un trabajo extra el tener que quitarlos.
- Nunca se dejan secar los pinceles sin limpiar; se endurecerían y se podrían quedar con restos imposibles de quitar. El acrílico se limpia con agua y el óleo, con aguarrás, y también se les puede dar con jabón.
- Un truco para no manchar la paleta es colocar papel de aluminio de dos caras en la parte de arriba y sujetarlo con celo.
- Una posibilidad barata y ágil consiste en aplicar una imprimación de gesso, dar una base con acrílicos tras hacer el boceto para comprobar cómo iría quedando al probar formas, y finalmente pintar con óleo.
- Hay una práctica llamada oleográfico que consiste en pintar con acrílicos y posteriormente aplicarle oleográfico con una esponja, lo que da lugar al efecto del óleo.
- Elegir una técnica u otra dependerá, a raíz de todos los consejos anteriores, del resultado que se quiera obtener.
Aquí tenemos tres maravillosas semblanzas de Miss Tigri, pintadas por nuestra amiga Electra081