¿Recordais cuando el otro día os conté cómo tener ensalada lavadita, fresquita, casera y disponible durante mucho tiempo?,
¡he acelerado el proceso! y con reciclaje, cómo no.
Centrifugar la lechuga y verduras de ensalada en general es algo muy práctico, ¿no?, siiii. Hasta aquí de acuerdo, vale.
Pero es probable que no te apetezca tener el cacharro ese gigantesco en tu nada enorme cocina, casi seguro que también de acuerdo, entonces continuamos.
Aquí viene la breve historia en la que comparé dos métodos de centrifugado, ambos alternativos al centrifugador gigante que todo el mundo compra y poca gente acaba usando.
En esta historia intervenimos tres personas:
Padre Pangálico
Marido pangálico
Pángala
Resulta que como el otro día os contaba cómo me preparo yo las distintas lechugas de modo que siempre las tengo disponibles, lavaditas y secas en la nevera, listas para completar en ensalada, a la vista del éxtio que tuvo sobre todo en facebook y una sugerencia que me hizo mi padre, me vine arriba y depuré la técnica.
- Padre Pangálico: “en lugar de dejar la lechuga secando tanto tiempo y tener invadida la cocina, podrías centrifugarla en una bolsa de pan de algodón, la frunces y teníendola cogida del cordón, con movimientos fuertes y circulares la tela abosorberá el agua y ya casi lo tienes”
- Marido Pangálico: “sí, qué buena idea”
- Pángala: (callada, asintiendo con la cabeza, y pensando)
Pensando, pensando se me ocurrió que si una tela de algodón absorbe el agua, una de mosquitera que tenía en casa (sin usar, of course), no la chuparía pero si la escupiría (que no os den asco estos verbos, plis)
Me faltó tiempo para terminarme esta bolsa centrifugardora de lechugas que mentalmente ya catapulté a la fama:
“en Bloomingdale’s se van a matar por mis bolsas de mosquitera”.
Como esto del centrifugado fue tema de conversación, procedí a compartirlo con los personajes de esta historia:
-Padre Pangálico: “ah, pues sí, es muy buena idea, pero tienes razón, si lo haces en la terraza baja la persiana para no ensuciar los cristales con el agua que salga disparada”
- Marido Pangálico: “cariño, cuando tienes buenas ideas sabes que te lo digo y lo proclamo a los cuatro vientos, pero es que esta es una mierda, ¿dices que vas a hacerlo asomada por la barandilla de la terraza?, ¿que te saldrías a la calle a hacerlo?, cariño, estás muy mal”
- Pángala: “no pienso cejar en mi empeño y me es indiferente tu opinión, pero me doy cuenta de que no me apoyas, hoy ya no te doy más besos salvo el de buenas noches, que lo sepas”.
Al día siguiente procedí al reto de bolsas centrifugadoras de lechuga, Bloomingdale’s, Harrod’s, KaDeWe y demás interesados, ir preparando vuestras peticiones, se servirán por riguroso orden.
versus
El (decepcionante) resultado:
He de deciros que la ganadora del reto centrifugador fue la bolsa de pan frente a la bolsa pan-gala (lágrimas de orgullo herido, dolor, y negocio fallido).
Las conclusiones:
Los resultados de ambos fueron muy parecidos, éxito discreto de la bolsa de pan frente a la bolsa pan-gala. Se observa en el agua que absorbe el papel al colocarle encima las hojas.
La bolsa de pan además de chupar agua la escupía, suena asqueroso pero es de lo más eficiente
La bolsa de mosquitera cuesta mucho más de accioinar en movimientos de brazo fuertes y circulares, y escupir si que escupe, pero el esfuerzo es notablemente mayor
Al final de la corrida resulta que los resultados son muy similares pero con menor esfuerzo en la del pan, a lo que hay que añadir que es ligeramente más fácil disponer de esta bolsa frente a una hecha de mosquitera.
Cuando hay que reconocer las cosas, se reconocen, no hay más
Y ahora, para que me consuele un poquito, cuéntame, ¿te gustó el método de la lechuga disponible que os conté hace unos días?, ¿lo has seguido?, ¿te parece buena idea completarlo con este sistema centrifugador reciclador (alguien queda que use la bolsa del pan, yo la que tengo fue regalo de mi suegra, que si no…)
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