Las plantas se han convertido no sólo en una alegre compañía en el hogar, sino también en una estupenda manera de decorar algunos rincones de la casa. Atendiendo a colores, formas y materiales, los maceteros pueden servir como soportes, pero igualmente cumplirán una función estupenda como ornamento en estanterías, mesitas o muebles auxiliares de cualquier vivienda. Y nada mejor que tus manos para conseguir llamar la atención.
Cenefas en la madera
Las macetas de madera sin pintar pueden ser un excelente punto de partida. Con ellas se puede elegir el color del tiesto y así combinarlo con la pared de la estancia o con las flores de la planta. Si dar color al soporte no parece suficiente, se le puede añadir una cenefa pintada alrededor con unas plantillas de estarcido. Para ello, recomendamos que se fije a la superficie una plantilla con una tira de cinta adhesiva. No hay que olvidar que la línea ha de tener continuidad en todas sus caras para que el efecto, además de homogéneo, sea mucho más vistoso y cuidado.
En caso de que nos decantemos por el color natural de la madera, añadiremos una capa de barniz. Este proceso es suficiente para aislarlo de la humedad que generan las plantas. Si con nuestros muebles combina mejor la madera oscura, podemos teñir los maceteros de pino con una mezcla de agua y nogalina, una sustancia en polvo que, disuelta en agua y en determinada cantidad, dará una tonalidad más o menos oscura. Resultará fantástica para otorgar un regusto rústico al macetero.
Si pretendemos dar un aspecto envejecido, el betún de Judea es un aliado imprescindible que, al igual que la nogalina, encontramos en tiendas de manualidades. El método de aplicación es muy sencillo: con un pincel lo extenderemos por la superficie; ésta adquirirá un veteado en tonos marrones imitando los muebles antiguos.
Peceras y recipientes de cristal
Las tradicionales peceras redondas pueden servir para romper la monotonía de los maceteros. Podemos pegar cuentas de cristal de múltiples colores sobre las paredes de la misma logrando de esta manera un original y alegre resultado. Las pinturas especiales para vidrio pueden ayudarnos a decorar recipientes de cristal: redondeles, espirales, dibujos infantiles... Las posibilidades son casi infinitas.
Los maceteros y jarrones que surjan de la transformación pueden ser aprovechados para las estancias más alegres de la casa o para el cuarto de los más jóvenes. Asimismo, obtendremos un original centro de mesa para amenizar las comidas de nuestros invitados. Las piedras de colores que se usan para decorar acuarios o jardines son también un motivo que puede servir de base para la construcción de centros florales en recipientes de cristal.
Rafia de colores
Los maceteros de barro también pueden cambiar su aspecto dependiendo de lo que les coloquemos alrededor. La rafia puede ser un magnífico complemento decorativo a la hora de acondicionar una casa de campo con cierto aire provenzal. Después de pintarlo del color que más nos guste y dejar secar adecuadamente la pintura, a continuación pasaremos a adherir la cinta de rafia de colores enrollándola alrededor del macetero.
La rafia de colores será una magnífica compañera para los ramilletes de flores secas que podemos pegar a los maceteros de barro con unas gotas de pegamento. Asimismo, dar un aspecto otoñal a nuestros maceteros de barro es fácil con las hojas secas. Con el fin de que pierdan la humedad, las guardaremos entre papeles secantes. En caso de que prefiramos ahorrarnos este trámite, se pueden emplear hojas artificiales.
Cestos de mimbre
Otra sencilla manera de construir un macetero de moda consiste en el uso de los tradicionales cestos de mimbre. En el mercado los encontraremos de distintas formas, tamaños y precios. Una estupenda manera de convertir un cesto en macetero puede ser un lacado cuyo tono sea cómplice de la estancia en la que vaya a lucir.
En caso de que nos guste más el color natural del mimbre podemos emplear tela de lazo como complemento para la decoración de los cestos. En mercerías hallaremos un sinfín de cintas en cuadros de vichy. Para utilizarlos como adorno exterior, nos procuraremos aguja e hilo y realizaremos un fruncido en el borde del lazo para que se pliegue lo suficiente como para poner un pequeño faldoncillo en la boca del cesto.
Siempre que se usen cestos de mimbre para contener plantas naturales, es conveniente que forres su interior previamente con un plástico -mejor transparente para que no se vea- y grapas, con el fin de que la humedad que desprenden las plantas no llegue a estropear las ramas de mimbre con las que los recipientes han sido fabricados.