Poco después recordé otro cuaderno que me regalaron por Navidades y que aún tenía por estrenar. Es un cuaderno de deseos que por temor a aspirar demasiado, aún no había comenzado a usar. Este verano, que ha sido tan duro y tan repleto de decisiones familiares, me ha hecho comprender que los deseos deben ser reales y las aspiraciones, posibles. Con un punto de ensoñación, pero solo un punto.
Es así que al fin he estrenado mi cuaderno de deseos, con uno dedicado a mi madre y su mundo cada día más limitado.
Y estando mi madre bien cuidada por profesionales que saben atender sus necesidades y con su familia cerca, que sabe darle el cariño, la vida continúa en una nueva etapa por descubrir.
En esta etapa no excluyo mis gotas, sino que muy al contrario, mi segundo deseo va dedicado a vosotras, para que sigáis ahí acompañándome y regalándome tan buenos momentos como hasta ahora, que los malos vienen solos y al irse se llevan un cachito de vida.
En estos últimos meses de desconexión apenas he visto vuestros trabajos, los míos han sido pocos, pero tengo algunos guardados desde junio, esperando a ver la luz. Mañana mismo empiezo a mostrarlos, que ganas no faltan de volver a mi anhelada rutina.
Hasta mañana pues, muchísimas gracias por seguir ahí y un beso a tod@s.
Fuente: este post proviene de Unas gotas de Rocío, donde puedes consultar el contenido original.
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