Es posible que sea cuestión de opiniones, como casi todo, pero yo procuro salir a la calle siempre dando mi mejor cara. Nuestra imagen es nuestra carta de presentación; a partir de lo que vemos, empezamos a forjarnos opiniones y, aunque está muy bonito eso de que lo que cuenta es el interior (que no dudo de que sea cierto) es inevitable que sintamos atracción o rechazo hacia personas solamente por la imagen que nos muestran. Por ejemplo, si vemos a alguien con el aspecto descuidado, lo asociamos instintivamente a que esa persona es descuidada y poco digna de confianza; no estoy diciendo que esa persona sea así sino que eso es lo que su imagen nos sugiere.
Esto en cuanto a la parte exterior pero hay algo aún más importante y es la forma en que nos sentimos cuando salimos de casa viéndonos guapas o atractivas. Sólo con eso ya se afronta el día de otra manera.
Está demostrado que podemos usar la colorterapia en nuestro vestuario para modificar nuestros estados de ánimo; así, por ejemplo, cuando estemos tristes o desganados debemos vestirnos de colores vivos para sentirnos mejor. Pero hablaremos de esto otro día, la colorterapia aplicada a nuestro vestuario merece un post aparte.