Cristina tenía la ilusión de portar las arras en un antiguo joyero de su abuela. Una buena amiga de ella quiso sorprenderla y… después de realizarle una profunda limpieza a los herrajes y a la madera, e hidratar esta a fondo, ya lucía como en sus mejores tiempos.
Carecía de la parte superior del cierre, por lo que corté, teñí y pespunté una pieza de cuero que encajara con él
¡Ya estaba listo para contener las arras!
¿Os gusta?
¡Os espero al otro lado!