Cine tejeril: Desayuno con diamantes

A la espera de una nueva entrega de sus erráticas aventurasEl tejedor recomienda un film:

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He aquí el film en el que se fijaron buena parte de las comedias románticas que se rodaron a partir de 1961. Al menos hasta que Woody Allen diese una vuelta de tuerca al género con Annie Hall, poco más de una década después. Basada en la novela de Truman Capote ?espléndidamente adaptada por George Axelrod?, esta es una de esas películas de chico conoce a chica en la que uno sabe desde el inicio que terminarán juntos y bien enamorados. En este caso, lo sabemos desde la segunda escena, en el momento mismo en el que los personajes interpretados por Audrey Hepburn y George Peppard se encuentran por primera vez en el piso de la primera. Por supuesto, lo importante no es el desenlace sino cómo el guionista nos guía hasta él.

En cualquier caso, Desayuno con diamantes (cuyo título original en inglés es mucho más acertado: Breakfast at Tiffany’s) es especialmente recordada por dos razones. Una, evidente, la presencia en pantalla de Audrey Hepburn, una suerte de regalo de la genética a la humanidad. Además, era una gran actriz y está espléndida como la vividora Holly Golightly, a la que aporta tanto su vis cómica como el necesario toque de fragilidad. La otra, no menos evidente, es la música de Henry Mancini, que construye su banda sonora entorno al inmortal tema Moon River.

Hepburn aparte, el largometraje presenta otros atractivos. Desde un punto de vista estrictamente artístico, es notable la dirección de Blake Edwards, un portento para la comedia que firmó escenas de admirable virtuosismo visual. Véase la fiesta en casa de la protagonista: de las más divertidas y animadas jamás filmadas. Un talento para mostrar multitudinarios encuentros al que sacó provecho siete años después en El guateque (The Party). Por otra parte, el tipo de vida que retrata y la ambientación en Nueva York resultan enormemente atractivos. Obras así son las que han alimentado a generaciones de mitómanos.

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Desayuno con diamantes incluye una de las escenas tejeriles más memorables de la historia del cine. De nuevo, se debe a que la persona que teje es Audrey Hepburn. El vestido que tiene entre manos ?no estamos completamente seguros, pero da la impresión de ser un vestido? no parece una maravilla, pero verla a ella sostener dos agujas de punto es casi una obra de arte, una delicia estética. Además, nos hace gracia que tenga el ovillo colocado dentro de una pecera. ¿No os parece práctico?

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Lástima que la escena sea tan breve ?apenas si suma unos pocos puntos a su labor?, porque no queda del todo claro si lo hace o no con destreza. Eso sí, durante el diálogo menciona que le ha dado por hacer tricot y para la posteridad dejó un ejemplo de arte tejeril rodeado de elegante sofisticación. Un motivo adicional para adorar este film.

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A la venta en:



Otras películas con escenas tejeriles:

 Copia certificada.

El mago de Oz.

Paranormal activity.

Holiday.

El viaje de Chihiro.

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