Durante todo el embarazo he estado de baja. Un embarazo tedioso, pero al final mereció la pena por supuesto.
Así que tenía que ocupar las horas de alguna manera. Estar todo el día en casa, sin apenas poder moverme sola a ningún sitio y con la cabeza desocupada, no era bueno para mi ni para el bebé que estaba en camino. Así que, el gusanillo de aprender a hacer crochet se hizo cada vez más grande, hasta convertirse en una boa constrictor y al final me lancé.
Empecé a ir a clases una vez a la semana, que además me servía para despejar un poco la cabeza. Las primeras clases fueron frustantes, porque no era capaz de que me saliese algo decente. Pero después de tres clases, y decidir cambiar el algodón finito por el trapillo (grueso y muy fácil visualizar el punto en él) comencé a ver avances y a picarme.
Esta no es la primera cesta que hice, pero si la primera decente ;) (las otras están en el cajón de la ropa interior de mi baby pero jamás verán la luz)
No es la cesta más bonita del mundo, pero a mi me gusta, y me consta que a la ganadora (la cedí para el concurso del 7º aniversario de Alba y su blog Niña Bonita) le ha parecido bonita!
Vosotros que opináis? Os gusta? Es super sencilla de hacer!!
Un besote y feliz fin de semana!