Estuve pensando algunos días y no se me ocurría nada más allá de cuatro palotes y un triángulo por tejado, así que busqué entre mis dibujos de cuando pequeña y allí encontré la inspiración.
Se trata de una colección de dibujos que hacíamos entre mi padre y yo siguiendo un estricto ritual. Con las manos bien limpias me entregaba un rotring con el que yo debía realizar mi obra de arte sobre papel de primera calidad. Antes él elegía entre mis garabatos el que más le gustaba y que por tanto debía repetir. Me instruía sobre la necesidad de cuidar mucho los materiales que me estaba entregando y así, con toda la responsabilidad sobre mis hombros (y sobre mis manos) lo intentaba hacer lo mejor posible. Luego él lo coloreaba y entonces hacía magia.
En casa tenemos mucho aprecio a estos dibujos que juntos hicimos desde mis cuatro años, que estuvieron expuestos en alguna exposición y que en la actualidad decoran algunas de mis paredes.
Así que el otro día seleccioné los que tenían una casita como protagonista y me llamó la atención uno de ellos.
Aunque no recuerdo el momento, estoy casi segura que para hacer este dibujo yo me inspiré en uno de mis cuentos favoritos.
El hecho de que mi padre transformara (gracias al color) los globos en árboles me pareció divertido y rescaté la idea. Pero como mis casitas más características eran de dos cuerpos, pues seleccioné esta otra, con su pequeño huerto y sus árboles.
Por último pensé que sería interesante incluir el mar de algún modo, pues a Sole le hace ilusión que los dibujos sean parte de nosotras. Para lo cual me basé en otro de mis dibujos.
Ya lo tenía todo. Tan solo faltaba agitar la coctelera.
Lo he concebido para hacerlo sobre tela beige, para así poner la casita blanca y que destaque, al igual que destacan sobre el paisaje los pueblos encalados donde vivo. El tejado en dos rojos, los árboles en distintos verdes, las ventanas y el caminito en naranjas y amarillos, las olas en dos azules. Todo a puntada escondida o a festón, como a Sole le guste más. Punto de tallo para los "troncos" y la línea del horizonte con varias filas de cadeneta muy juntas en distintos tonos de granates y morados. Quizás Sole y Laura prefieran darle un nuevo giro y añadir o quitar algo, libres son, pues el dibujo ya es de ellas y seguro que logran encajar a la perfección el poquito de vida que cada bloguera les estamos enviando.
Con un detalle de un dibujo de mi infancia, ya premonitorio de mi gotas me despido.