Pero sí sabía que quería desconectar. Me planteé por encima hacer algún patrón por mi cuenta, experimentar un poco y salir de lo que me resulta cómodo hacer. Pero un día, explorando Pinterest (cuántas historias en blogs habrán empezado así) me encontré con algo que dije: "Esto. Esto es lo que voy a hacer".
Al principio me resistí un poco. No le veía utilidad ni sabía si quería apropiado para mí. Luego me di cuenta de que me importa poco si algo es apropiado para mí. Coincidió que tenía los materiales necesarios en casa. Dejé de resistirme y pronto estaba imprimiendo.
Me he hecho una capucha de oso:
La emoción inicial de descubrir el tutorial y los patrones pasó por twitter, así como mis dudas de si hacerlo o no, y un poco menos, el proceso. Los mensajes de ánimo de la gente diciéndome que lo hiciese no ayudaron a contenerme. Le busqué la excusa de que nunca había cosido nada parecido y que podría probar a forrar una semiesfera, que nunca lo había hecho, así como a insertar las orejas. También aprendí a imprimir y a montar un patrón en pdf, que nunca lo había hecho. Mil excusas, pero la verdad es que lo he pasado genial y me encanta.
El patrón es de Lemon Squeezy Home. En principio es un patrón con tallas infantiles, pero son suficientemente grandes como para servirle a adultos (estamos cerca de Carnavales, quién sabe a quién le puede resultar útil).
El patrón tiene muchas tallas diferentes: desde la más pequeñita, para 5-6 años y hasta 12-13 años que, ya digo, creo que le valdrían a un adulto. Yo escogí un talla intermedia, pero entre que el patrón se imprimió un poco más grande de lo que correspondía (la medida que debían ser 4cm pasaba un poco de los 5) y que tardé en darme cuenta de que ya venía con márgenes de costura, por lo que por encima le añadí un par de centímetros casi diría que me va grande. Ya sabéis que grande no soy, pero tampoco para llevar ropa de talla para 8 años.
El patrón trae también diferentes modelos de orejas, para hacer un gato, un conejo, un cordero, un oso, un perro... son tres modelos, pero con un par de modificaciones muy sencillas se puede hacer casi cualquier animal.
Tenía otra foto con cara normal, pero parecía que iba a estornudar
Pensé que tardaría más en hacerlo. Lo que realmente retrasó todo el proyecto e hizo que en vez de dos tardes tardase más de una semana fue la pereza que me daba montar la máquina de coser. Si la hubiese agarrado el primer día, le hubiese dedicado una tarde a reconstruir el patrón, otra al forro, otra al pelo exterior y a montarlo todo, y estaría todo listo en seguida.Parece que tiene muchas piezas, pero parece más difícil de lo que en realidad es. Cada pieza viene muy bien marcada y con un poco de sentido común todas encajan. Lo más difícil fue decidir dónde colocar las orejas (y que al coserlas, había tanta tela acumulada que el prensatelas parecía estar subido).
Me daba miedo coser la tela de peluche, porque pensaba que no iba a ver o que se iba a enredar en algún lado. Sin embargo, fue tan fácil coserla como cualquier otra. Sin embargo, no planché las costuras para abrirlas. No me arriesgué a quemarlo todo.
Como siempre tengo ideas gloriosas en cada proyecto, pensé que sería mucho más fácil hacerle el ojal del revés. Y se lo hice, y me sorprendí cuando esa parte no se daba la vuelta. Tuve que abrirlo todo y terminé haciéndolo a mano. Suerte que el botón es grande y lo tapa, porque me quedó realmente mal. Para la próxima, ya sé qué no hay que hacer.
También debería haberla despeinado un poco más antes de hacer las fotos. Despeinando un poco el pelo alrededor de las costuras, no quedarían tan visibles. Ya os contaré mi odisea con estas fotos otro día: o hacía las fotos en esos 10 minutos o podía que no pudiera hacerlas nunca.
Estoy encantada con mi capucha. De autorregalo de Reyes me dije que se acabaron esas clases de costura. Así que no he vuelto y me quedo solo con la profesora que me enseña y me motiva, y no me pone, a estas alturas, hacer costuras rectas como deberes.
Seguro que la tela del forro ya os suena.
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