¡Qué ganas tenía de volver a compartir costuras con otras bloggeras y estrenarme en el "@clubmalascostureras"
En este día tan especial quiero enseñar mi confección más mimada y elaborada del año (sin contar con la trench coat que enseñé en la última entrada ¿puedo contar con tu voto dándole un "me gusta" aquí?)
Desde mis inicios con la costura, hace ya unos años, siempre soñé con tener suficiente experiencia como para hacerme un abrigo blanco, sencillo y muy femenino pero me sentía intimidada por la complejidad del proyecto.
Fue revisando las revistas de patrones cuando me enamoré del modelo de este abrigo (Patrones Noviembre 2011 nº 286, modelo 33) y me lancé a la aventura.
Desde el primer momento supe que mi abrigo tenía que ser de color blanco y encontré la tela perfecta en Ribes y Casals.
La duda llegó luego, cuando tuve que elegir unos botones para el abrigo.
No sabía muy bien qué tipo de botones elegir, no quería que fueran de plástico y tampoco metálicos, además los quería discretos pero tampoco sosos. Ahí entró en acción Laura, de La Tienda del Botón, que me asesoró por privado y al final acabé eligiendo estos botones de nácar.
Me puse manos a la obra antes del comienzo del verano y empecé con buen pie pero tuve que parar para hacer tres vestidos de invitada (ahora que lo pienso, nunca los fotografié) y luego llegó la ola de calor y no me apetecía mucho continuar con el abrigo así que me sumergí en otros proyectos más fresquitos.
Fue una malísima idea parar de coser y continuarlo mucho más tarde, porque al verlo durante tantos meses danzando por casa me cansé del abrigo y me dio muchísima pereza retomarlo.
¡Prohibido mirar las arrugas del forro!
Con pocas ganas, fui lentamente haciendo los acabados hasta que finalmente hace unas semanas lo terminé y el otro día aprovechando la sesión de fotos de la trench coat, me puse el abriguito para poder enseñarlo.
Como anécdota simpática contaré que, desde el principio pensé que el abrigo tenía un cuello Peter Pan simétrico pero cuando lo fui a coser las piezas no me cuadraban. Paré de coser durante varios días y entré en crisis costuril porque ya no tenía más tela para cortar el cuello nuevamente y el patrón, en principio, estaba bien calcado. Tras cuatro o cinco días fundiendo mis neuronas intentando buscarle un arreglo (y ya al borde de las lágrimas), me fijé nuevamente en la foto de la revista y fue en ese momento cuando me di cuenta de que el cuello no era simétrico, sino que se montaba por uno de los lados. Cogí aire, me calmé y aprendí la lección; la próxima vez me tengo que fijar más en el diseño en vez de pasar por alto los detalles Anécdota terminada
¡Pues eso es todo por hoy! Gracias por leerme y acompañarme en mi primer #mimiMalasCostureras, espero haberlo hecho bien.
Nos vemos en la próxima entrada
Fuente: este post proviene de Mis Primeras Puntadas, donde puedes consultar el contenido original.
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