Soy de las que acumulan tarros por todos sitios buscándoles alguna utilidad.
Y vienen fenomenal! esos tarros pequeños, medianos y grandes de verduras en conserva o de encurtidos siempre pueden tener una segunda vida en nuestras casas!
Yo los utilizo mucho para volver a almacenar, por ejemplo, frutos secos, legumbres, pan rallado recién hecho, lacasitos de las enanas...
Pero en esta ocasión, uno de esos tarros se ha convertido en un florero.
Materiales:
- Tarro cristal
- Cuerda rústica
- Blonda scrapbooking
- Pegamento
¿Cómo lo hacemos?
Haremos un nudo inicial con la cuerda en la parte superior del tarro y es tan fácil como ir enrollándola alrededor del tarro, que vaya quedando bien ajustada.
Y al final, haremos otro nudito.
La blonda la sujetamos al tarro con un punto de pegamento.
Y por último, más cuerda rústica por encima de la blonda, atada con una lazada.
¿Qué os parece?
Para un ramito de flores no muy grande viene perfecto!
Las flores de la foto me las regalaron ayer mismo mis chicos. Como estaba pachucha en casa con la odiosa gripe, Sergio fue a recoger a la enanas al cole y cuando entraron por la puerta..."sorpresa mami! para que te pongas buena!"
Estos mimos son la mejor medicina del mundo!
#ILoveMyFamily