Necesitamos:
Lata de conservas limpia
Alicates
Cuerda
Silicona caliente y pistola (en su defecto, algún pegamento fuerte)
Trozos de corteza de árbol (yo cogí trozos de corteza de troncos de almendro que tenía en el montón de la leña).
Empezamos:
Lavamos y secamos la lata. Con unos alicates chafamos los bordes afilados de dentro para que no nos cortemos ahora o en un futuro. Limpiamos bien los trozos de corteza por si tienen barro, algún bichito o trozos de hojarasca.
Vamos cogiendo trozos de corteza y las vamos pegando. Primero repartimos los más grandes, y después vamos rellenando con los más pequeños, cortando trozos más pequeños si hace falta. Cuando terminemos, quitamos los hilos de silicona colgantes que hayan podido quedar por ahí. Es importante que los trozos sigan más o menos la misma dirección para que parezca un tronco de verdad.
Le ponemos silicona a un extremo de la cuerda para que no esté deshilachada y empezamos a pegarla por el borde superior. Juntamos y pegamos los dos extremos intentando disimular la junta.
Ahora solo queda poner una maceta de plástico dentro. Y si queremos usarla para otra cosa que no sea una maceta, el límite está en vuestra imaginación.