Como les adelantaba se trata de una meditación creativa o yoga para la mente, donde a base de hacer trazos e ir uniéndolos se consigue crear dibujos abstractos u orgánicos, relajando y equilibrando tu mente.
No hace falta saber dibujar, la profesora te va guiando paso a paso, consiguiendo junto a la respiración, olvidarte de todo mientras dura la clase. Y solo necesitaba papel, rotulador calibrado, lápiz y difumino o en su defecto, bastoncillo para los oídos. Se hace a mano alzada con el rotulador y no importa que te equivoques, en zentangle no hay error.
Es mágico ver como poco a poco va formándose un dibujo de la nada y al final con el sombreado, como cobran vida.
Ha sido un bálsamo para muchas de las que seguíamos cada día durante una hora la clase, en las cuales se llegaban a conectar (Instagram) hasta 1000 personas desde todas partes del mundo.
Para mi ha sido adictivo, sobre todo cuando aprendimos a usar los lápices de colores, creando gemas.
Cuando no había clases en directos, buscaba por otros sitios.
O en lugar de rellenar de negro o sombrear, les añadía color.
Y para no cansarlas con más fotos, termino con uno que hice yo sola aplicando lo aprendido.
De verdad chicas, si no lo habéis probado, se los recomiendo. En Instagram pueden ver muchos vídeos guardados en IGTV. Es una completa adicción positiva.
Espero haberles descubierto otro mundo diferente a la aguja . Besitos canarios.