El tema de los premios se quedó un buen rato dando vueltas en mi cabeza. Qué positivo es premiar a alguien cuando se ha esforzado por conseguir algo, más aún si lo ha conseguido. Con los niños se ve clara la relación entre progreso y premio. Si mi hijo se esfuerza por hacer las cosas bien, incluso si no lo consigue, tendrá mi apoyo y mi cariño. Porque los premios pueden ser materiales o afectivos. Un abrazo en un momento determinado, puede convertirse en el mayor de los premios. Pero, ¿qué pasa con los adultos? Parece que con los años nos olvidamos de premiar el esfuerzo.
En los trabajos suelen premiar el cumplimiento de objetivos con cantidades económicas, regalos, descuentos... dependiendo del tipo de trabajo y de objetivos, los premios pueden variar. Sin embargo, el esfuerzo en sí no se premia. Da igual lo mucho que te hayas esforzado en alcanzar un objetivo laboral, el premio es el mismo que si no te cuesta nada. Y si no lo alcanzas, no solo no te llevas tu incentivo, sino que además es probable que te lleves una pequeña charla. Da igual que te hayas dejado la piel en conseguirlo, sin resultado no hay premio. El proceso no cuenta.
Pero ahora soy mi jefa jejejee. Lancé mi proyecto sin tenerlo terminado, no llegué a tiempo de subir todo lo que quería a la web. Todavía hoy no se pueden comprar los cursos (ya queda muy poquito para que esté, gracias por vuestra paciencia infinita y vuestra comprensión!!). Tengo pendiente enviar algunos mails, retomar conversaciones con personas con las que me escribí antes de Navidad y un sin fin de cosas más para tener todo funcionando a pleno rendimiento. Aún así, hoy me voy a dar un premio, claro que sí.
Trabajo todas las horas que la vida me permite, estoy disponible para el equipo casi a cualquier hora del día o de la noche, no me acuesto hasta dar por zanjadas todas las tareas que figuran en mi agenda. En los últimos meses he asumido funciones de fundadora, coordinadora, fotógrafa, redactora, editora, gestora, secretaria, diseñadora, creativa, publicista... y siempre con una sonrisa. Todo esto sumado a otras funciones que venía desempeñando: futbolista, súper heroína, constructora profesional de legos, enfermera, cocinera, lavandera, profesora... bueno, esta parte puede resumirse con una palabra: Maternidad. Quizá os parezca raro, pero yo aquí veo esfuerzo, y mucho.
Este es mi caso particular, pero cuántas personas no habrá en situaciones similares, que se esfuerzan al máximo en desarrollar bien su trabajo sin recompensa alguna. Y con recompensa no me refiero solo a algo material. A veces, y en especial cuando de esfuerzo se trata, el reconocimiento tiene mucho más valor. Saber que a alguien le importa lo mucho que has trabajado y que, por tanto, ese trabajo no ha sido en vano, es mucho más valioso que aumentar la nómina de un mes. Con toda seguridad, ese reconocimiento te hará más fuerte para afrontar otros retos futuros con éxito.
Así que hoy me doy un premio, ea. Hoy me voy a dar la enhorabuena por haber llegado hasta aquí. Me voy a felicitar por todo lo aprendido y todo el esfuerzo de los últimos meses. Hoy me doy un abrazo grande y quizá también me de un capricho ;) ¿Y mañana? Mañana volveré a la carga, a darlo todo y un poco más, porque mañana estaré más motivada y con ganas de hacerlo mejor aún, de seguir aprendiendo y mejorar. Mañana trabajaré de sol a sol pero hoy, hoy me premio.
¿Y tú? ¿Con qué vas a premiarte hoy? Cuéntamelo anda, que igual me lo apunto para mi siguiente logro o esfuerzo extra.
Felicísimo fin de semana!!