El teléfono estaba averiado y no pudimos recuperarlo y se nos ocurrió darle una nueva vida ya que el tiempo lo había oxidado.
Lo primero fue limpiarlo bien con agua y jabón, y darle una mano de imprimación.
Con pinturas acrílicas de la marca Artis le dimos primero en color miel, la pintura la aplicamos dándole golpes suaves con el pincel para que quede rugosa y con unas zonas más claras que otras.
Dejamos secar y aplicamos una mano igual pero en color chocolate, sin cubrir el color miel por completo.
A continuación aplicamos polvos de embosing en color coral en algunas zonas, esto hace que al tacto sea más rugoso y tengo algo de luz.
Y por último aplicamos dos manos de latex para proteger la pieza.
Y este es el resultado, un teléfono oxidado que ahora es un portamaceta. Aplicamos la misma técnica a una bandeja pequeña de madera.
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