Aunque en realidad, pasando de las estadísticas oficiales, todos hemos ido a muchas bodas en abril y en julio, incluso alguna en agosto, por lo que para mi la temporada de bodas empieza en marzo o abril y acaba en octubre, aunque si un día se me cruzara el cable yo lo haría en diciembre, cuestión de gustos (y de fobia al calor).
El caso, y no me enrollo más, es que seguimos en época de bodas, y todas las novias quieren algo original y si es posible único, y ya si es personalizado ni os cuento. Por eso, aunque hago alfileres de boda y les doy un aire poco clásico, al final triunfan los broches.
Esta vez me encontré con unos novios muy majos, que son papás de dos niños monísimos, y querían que sus hijos fueran protagonistas de su feliz día, así que me puse manos a la obra con la novia a ver que querían exactamente, y en resumen querían broches personalizados de sus hijos, con color de pelo, ojos, rizos, coletas, color de ropa y todos los detalles bien pensados, a mi estilo eso si, y que fueran preparados en una cesta para que la novia los repartiera entre las feminas invitadas al evento, y el resultado fue este, 50 niños y 50 niñas listos para regalar.
Cada uno iba en su correspondiente bolsa con lacito blanco, y todos juntos en su cesta, que decoré en blanco y rosa como el ramo de la novia.
Según la novia fueron un éxito, y lo que si es seguro es que repartieron un regalo único y totalmente personalizado, así que después de mucho trabajar tuve mi recompensa, novios satisfechos!!!
Otro día hago un tutorial de como decorar una cesta, por si a alguien le apetece meterse en esos lios ;)