-Le dijo la niña al sapito.-
Te dije mil veces que eres un sapo bonito
y lo tuyo es croar en la charca y jugar con las ranas.
Que yo no necesito convertirte en ningún príncipe azul.
Que las chicas podemos conseguir lo que queramos ser
con la fuerza de nuestras alas de la ilusión y de la cabeza,
que aunque nos guste peinarnos y ponernos guapas,
también la usamos para muchas otras cosas.
Me oíste?
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