Ahí estoy, sola con mis pensamientos, mis miedos y mis anhelos. Cerrando un año totalmente diferente a todo lo vivido hasta ahora. Haciendo balance. Sin lápiz ni papel, sin otra voz que me oriente, más que la mía. Sólo un eco lejano me devuelve las preguntas que lanzo al aire. ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Por dónde sigo? ¿Avanzo o afianzo lo conquistado? ...¿Estoy dónde quería estar?
Algunas dudas se resuelven solas cuando el eco me las devuelve. Otras... otras parecen más complejas, más intimidantes. Es difícil reconocer un camino que nunca has andado. Aunque hayas estudiado el mapa, cuando empiezas tu viaje, siempre encuentras algo con lo que no contabas. Unas montañas donde creías que habría un camino llano y sencillo; una subida escarpada; un caminante que te tiende la mano; una senda llena de bifurcaciones; unas vistas espectaculares desde lo alto...
Sin embargo, cuando miro hacia atrás y veo todo lo andado, cuando me siento a coger aire y recuerdo todo lo vivido, algo en mi interior se repite alto y claro: esto lo has hecho tú. Entonces una sonrisa tonta se dibuja en mi cara. No puedo evitar sentirme feliz. No satisfecha porque quiero más, pero sí me siento plena y, sobretodo, en el lugar que me correspondía hacía mucho tiempo. He descubierto habilidades que han pasado desapercibidas durante años, no solo ante los ojos de aquellos para los que trabajé. ¡Sino ante los míos propios! Diseñar, dirigir, decidir, equivocarme y recuperarme a tiempo de reconducir una situación. Asumir responsabilidades, crear, soñar, cumplir, ayudar, aprender...
Y a mi lado, siempre tú. Lectora. Comentando mis artículos, mis fotos, mis creaciones. Enviándome mensajes de esos que te derriten el corazón. Ese que a veces parece enfriarse al otro lado de la pantalla, pero que vibra de emoción cuando le dicen "gracias" o "conocerte ha sido un regalo". No tengo forma humana de agradecer tanto...
Simplemente es mágico.
El blog se despide hasta 2018 pero no esperaré hasta entonces para desearte un feliz año. Porque cada día tienes la oportunidad de empezar de nuevo. De comenzar tu revolución. Así que...
¡Que empiece la magia!