Hacer esta muñeca me ha encantado, no sólo por lo graciosa que es, sino porque al terminarla, he vuelto a sentirme una niña, he deseado disfrutarla como si fuera pequeña. Pero la sensación duró poco porque la regalé Jajajaa no sé si reír o llorar. Fuera de bromas, la regalé con mucha ilusión y mucha emoción al mismo tiempo, esperando que a su destinataria la gustara tanto como a mí. Un abrazo gigante y un "muchas gracias Sara, me encanta!" Dicho por una niña de cinco años, con ojos brillantes, confirmaron mi deseo ;)
Empecé a hacerla para mí, pero un cumpleaños de última hora, me animó a querer regalarla. Confieso que es laborioso, hacer los dobladillos, meter una gomita para los elásticos de la bermuda, el fruncido del vestido... y todo en versión mini! Pero queda tan bonita, que merece la pena el esfuerzo. Pensé en forrar una caja de zapatos con algunos papeles bonitos y dársela ahí, pero me vine arriba y terminé haciendo una casita con ventanas, lazos y mucho espacio para jugar.
Qué os parece? Es o no es para comérsela?
Un besazo!
Fotos: Sara González Carrasco