Dado que soy bastante friolera y la boda era por la noche cerca del mar, pensé que tendría que llevar alguna prenda que me abrigara. La primera idea fue tejer este precioso chal con un lino de Wetterhoff. Tras madurar la idea, opté por tejer una chaqueta. A mi profe también le pareció una estupenda idea para acompañar el vestido.
Y ahí estaba yo otra vez en la espiral de Ravelry buscando chaquetas que combinaran con el vestido. Y de repente, apareció: la chaqueta Audrey de Gudrun Johnston. El siguiente paso fue buscar una lana en un color adecuado para la tela. Después de mucho remirar en el alijo, al final, la lana ideal la tenía delante de mí en la tienda: Sofia, de Wetterhoff, en un burdeos estupendo. Tras imprimir el patrón y ovillar las madejas, rumbo a Granada hice la muestra y empecé la chaqueta.
La chaqueta prácticamente está diseñada sin costuras, salvo la de los hombros. Se teje de abajo arriba y las mangas se añaden al cuerpo mediante vueltas cortas. Una construcción muy peculiar que tenía muchas ganas de probar. Así que la empecé con tiempo suficiente para modificar alguna cosa si fuera necesario. Cuántas veces me habré dicho eso y no aprendo.
La muestra me encajaba estupendamente con los puntos pero no las vueltas, así que tuve que reducir bastante el número de vueltas tejidas. La primera parte, hasta la sisa, fue muy rápida de tejer y avanza muy rápidamente. La sisas tienen una construcción muy simple y el motivo central muy sencillo. Todo iba en popa y a toda vela.
Como no tenía los hombros cosidos, no podía probarme fácilmente la chaqueta para ver qué modificaciones tenía que hacer. Una vez concluida, me la probé y me quedaba grande: tenía que reducir bastante la parte del hombro. A estas alturas, ya me quedaba sólo una semana para la boda y tuve que ponerme a todo trapo.
La construcción de las mangas me pareció perfecta. Es la opción ideal para aquellas que no sean muy partidarias del raglán y prefieran este corte para las prendas. La técnica, a grandes rasgos, recoge los puntos del hueco de la manga y con vueltas cortas se teje la copa superior de la manga. A partir de ahí, la manga se continua tejiendo en circular hasta el puño. Por último, se añaden las bandas de la abotonadura y se remata el escote con un icord.
La noche anterior a la boda estaba terminando el icord y la abotonadura. El mismo día de la boda estaba rematando todas las hebritas. Una hora antes de la boda estaba arreglándome y mi madre cosiendo los botones (forrados con la misma tela del vestido). Mi propósito de ir con tiempo suficiente se quedó en un pensamiento.
Me gustó mucho tejer esta chaqueta pero tal vez tendría que haber hecho algún ajuste extra para conseguir que me quedara más ceñida en el pecho. No descarto desmontarla aunque de momento no tengo el ánimo suficiente. Por otro lado, me gustó muchísimo la textura y aspecto de esta lana. El color es muy homogéneo y su aspecto es similar al terciopelo.
Como ya imaginaréis, conseguí estrenar el vestido y la chaqueta, todo hecho a mano. Fue un reto bonito, aunque ambas prendas dieran su particular guerra. Además de sacar del armario tela y lanas, los zapatos que llevé el día de la boda también salieron de casa. Estoy muy orgullosa de haber aprovechado cosas que ya tenía. La satisfacción fue doble. Por último, quiero dar las gracias especialmente a Beatriz por su sabiduría, paciencia y delicadas manos. Sin ella, no habría vestido y posiblemente tampoco la chaqueta.
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