Lo cierto es que hace tiempo que llevaba pensando en hacerme un diario artístico (“art journal”) o un libro destrozado (“smash book”) para recoger esos momentos puntuales que me gustaría recordar, pero que no precisan un álbum y que en una composición (“LO” o “LayOut”) luego no sabría dónde guardar. (Aparte de que es un tipo de proyecto con el que no me siento cómoda)
No encontraba el momento de hacerlo, así que con la propuesta de mi grupo, Mañoscrapper@s, he encontrado la oportunidad para ponerme a ello.
Además, aprovechando la ocasión, participo en el primer reto de este año de @Upandscrap (#SonrieMolasMucho), dónde nos piden elaborar, como el año pasado, un proyecto que contenga algún “trampantojo escrapero”.
A ver si sois capaces de adivinar cuáles son. Hay dos y con 2×1 en cada uno.
En el siguiente vídeo podéis ver todo el proceso.
¿Los habéis averiguado? Seguro que sí. De todas formas, los explico.
El primero es el fondo, que no está hecho con acuarelas. En vez de eso he pintado con rotuladores sobre una superficie no porosa y he pulverizado agua para seguidamente aplicar un papel de acuarela sobre la tinta diluída. Salvo que no tenía un vaporizador vacío y usé uno con colonia.
El resultado no es el mismo, pero tiene su punto.
Ventajas de la colonia:
-La hoja queda perfumada. (No sé por cuánto tiempo)
-Se absorbe toda la tinta, con lo que no quedan gotas resbalando por el papel y la superficie porosa queda prácticamente seca y limpia.
-No se arruga el papel.
Contras:
-Traspasa la hoja.
-Al volatilizarse el alcohol, se fija la tinta en el trozo de papel que toca, sin extenderse, por lo que cuesta más teñir todo el papel.
El otro trampantojo está en la “o” de “soy”. He utilizado un tapón de plástico, que he cortado para quitarle volumen, y unos palillos para los rayos.
Espero que os haya gustado.
¡Feliz día!