¿Qué tal lleváis vuestros avances costuriles? Espero que todo este tiempo que lleváis conmigo os haya ayudado a ir creciendo como amantes de la costura, que hayáis aprendido alguna y que hayáis encontrado en Dibujando Patrones un lugar de refencia y consulta a la hora de cortar y coser vuestras prendas.
Hoy no os voy a enseñar ninguna técnica ni voy a comenzar ningún cose conmigo, hoy os voy a contar algo que he descubierto hace poco y que me ha emocionado, y que tiene que ver con la que fue mi gran maestra de costura: mi madre.
Ella, que me enseñó prácticamente todo lo que sé, nunca llegó a ver este blog; creo que nunca llegó siquiera a imaginar que pudiera llegar a organizar algo así, porque se fué antes de que yo escribiera mi primera entrada. En realidad, el lanzamiento de este blog tiene mucho que ver con ella, porque pensé que el mejor homenaje que podía hacerla era dar a conocer mis habilidades de costura y poder enseñar al mundo todo aquello que ella me enseñó a mi.
Así que, tras unos meses de duelo, lancé Dibujando Patrones y sé, a ciencia cierta, que a ella le hubiera encantado y que, si estuviera a mi lado, se sentiría orgullosa de mi labor. Bueno, creo que, de hecho, alguna que otra entrada la habría hecho ella.
Bueno, también me hubiera llevado alguna charla que otra, porque cualquiera le decía a mi madre que no se marcaba con hilo flojo o que no se hilvanaba ¡menuda era ella! Y es que era un modista de las de toda la vida, con acabados perfectos, costura delicada, procesos largos y perfección absluta. Era de dedal, tijeras aflidas y cajones llenos de artículos de mercería. Prefería pasar la tarde entre Ribes y Pontejos que ir a ver escaparates.
La cosa es que ella no utilizó la costura como sustento, porque como ella decía “esto no está ni agradecido ni pagado” pero sí que, en una época de su vida, la costura nos ayudó a llenar la nevera y a llegar a final de mes y es que, por si aún no os lo he contado, mi madre me tuvo que sacar adelante ella sola. Era una mujer que valía mucho más de lo que ella nunca llegó a pensar y que se comía la vida a cucharadas.
Nunca olvidaré el día que, triste como pocas veces, me dijo que no podía dar puntadas, que no era capaz de enlazar un costura, que no sabía ya leer patrones…ese día ella misma supo que el Parkinson se la estaba comiendo. Y así fue.
Pero como dicen, las personas que queremos no se van, sino que perviven en nuestro corazón. Y desde la semana pasada, mi madre también pervive en el firmamento, porque hay una estrella en la costelación de la Osa Mayor que lleva su nombre: Julia.
Creo que no hay nada mejor en el mundo para hacer que mi madre sea inmortal que dedicarla un estrella y por eso quiero dar las gracias a etoilez-moi por hacerlo posible.
Yo pensaba que eso de dedicar estrellas era solo una cosa de las pelis y cuando descubrí a etoilez-moi.com no lo dudé dos veces.
Entré en su web, puse en marcha mi bauitizo de estrella en en tres pasos, ya tenía la estrella conmigo. La sensación que me inundó el corazón no os la puedo descibir con palabras, pero me llenó el alma.
Creo que hay muchas cosas que podemos regalar o con las que recordar a los seres que más queremos, pero pocas iguales a una estrella.
Luego descubrí que también ofrecen regalos especiales para que los recién nacidos puedan tener una estrella propia que buscar en el firmamento, para que los enamorados tengan una estrella propia para siempre o, por qué no, hacernos un regalo especial a nosotros mismos. Se puede elegir la constelación, la fecha, el nombre.
Os estoy escribiendo el artículo y tengo los pelos de punta, deseando que se vayan las nubes para poder mirar al cielo y recordar que ahí arriba hay una estrella muy especial que siempre brillará para mi.