Me encantan las piñas, me traen recuerdos de días en familia. Tengo familia de pueblo de piñoneros y cuando veo una piña me acuerdo de los veranos que pase allí y lo mucho que disfruté, y sigo disfrutando. Además de por si, sin hacerles nada, son una decoración genial para cualquier centro de mesa o decoración navideña. Yo tengo unas puestas en mi árbol de navidad por ejemplo. Pero aprovechando que tenía algunas cerradas, se me ocurrió darle un toque especial y utilizarlo como centro de mesa.
Como he dicho antes son muchas las opciones de decoración navideñas que te permite una piña. Te animo a que pongas en el buscador de Pinterest las palabras “navidad” y “piña” y que alucines con el número de resultados que te puedes encontrar.
Lo primero de todo es limpiar bien la piña, para que posteriormente se pueda fijar bien la pintura. Yo quise darle un color brillante, pero antes de darle cualquier pintura metalizada por si acaso lo pinte de blanco con pintura acrílica. Como si le diese una base de imprimación, para así el color metalizado lo absorbiese con total seguridad.
Tuve tentación de usar cola blanca y después pegarle purpurina dorada. Pero la purpurina siempre me causa esa sensación que al final siempre acaba esparciéndose poco a poco. Por muy bien que lo hayas pegado, siempre habrá un poquito que se suelte cada cierto tiempo.
Por eso, y aprovechando que tenía spray plateado en casa, lo utilicé dándole dos capas para fijar bien el color. Después solo queda poner unas velas y ya tienes un centro de mesa personalizado.
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