La inspiración me vino de Pinterest (como no...) y ya había visto en varias ocaciones ideas para regalar en un bote, como los ingredientes de un bizcocho, o un mini costurero. Así que llevaba tiempo queriendo regalar algo dentro de un bote. Y voilá! llegó San Valentín y la oportunidad de reciclar uno. Además, en Estados Unidos compré un bote de purpurina gigante que me moría por usar, pero aún no había encontrado la manualidad perfecta.
Hacer este kit es súper fácil, sólo necesitamos:
Un bote de conservas (también los venden en los bazares con tapas bonitas).
Chocolatinas.
Imprimibles de San Valentín de MyVinilo.
Tiritas.
Purpurina, cola blanca, tijeras, cinta adhesiva y un trozo de papel.
Chalk paint (o cualquier pintura que cubra bien). Aunque parecen muchas cosas, en realidad podemos encontrarlas por casa, o en la tienda de la esquina.
¡Vamos a ello!
Limpiamos bien el bote para que no queden restos de comida y lo secamos.
Cogemos un trozo de papel que sea igual de alto que el bote y tan ancho como queramos que sea el corazón. Dibujamos la silueta del corazón y la recortamos, pero nos quedamos con el cuadrado.
Lo sujetamos al bote con la cinta adhesiva y rellenamos el hueco del corazón con la cola.
Espolvoreamos la purpurina sobre la cola, hasta que quede bien cubierta.
Con cuidado retiramos el trozo de papel y ya tenemos el corazón de purpurina.
Una vez hecho el corazón pintamos la tapa con la chalk paint y la dejamos secar.
Cuando esté todo seco, colocamos los objetos que queramos regalar dentro del bote y ¡listo!
Yo he utilizado unas chocolatinas envueltas para que no se manche el resto de objetos (aunque también podéis hacer bombones caseros como hice yo hace dos años), los vales imprimibles y unas tiritas con corazones de Tiger. Si no sois muy de regalar en San Valentín siempre podéis cambiar el corazón por la silueta que queráis.