Lo que tenía claro desde el principio es que quería personalizar la invitación con una foto de la peque. Y como la fiesta iba de viajes y pan pues utilicé un gran pan de cereales y para representar los viajes su ya incondicional maleta vintage de Oui-oui que no puede gustarme más. También la utilicé para decorar la mesa y me encantó el resultado.
Como os podéis imaginar "la sesión de fotos" de la peque fue tan divertida como caótica. Como es lógico ella no quería posar para la foto y sí comerse el pan o en su defecto golpearlo con todo lo que ello implicaba, migas y más migas... y un pan que difícilmente llegaría intacto al final de la sesión, jajaja. Lo pasamos genial y finalmente hubo foto y por supuesto, luego Sofía se dio un buen homenaje con esa delicia de pan.
Con la foto ya hecha, ahora sólo quedaba insertar el texto donde informaba del día, hora, lugar... Y el siguiente paso y el más creativo, el packing. En un principio la idea era meterlo en un sobre de un color acorde a la cromática de la fiesta y poner alguna de las etiquetas relacionadas con motivos de viajes. Fue en el último momento cuando se me ocurrió que de alguna manera, no sabía cuál, el pan estuviera presente en la invitación.
Finalmente, y después de darle varias vueltas, se me ocurrió utilizar unas bolsitas transparentes y meter en ellas unos panecillos pequeños. Lista la idea sólo quedaba organizar los materiales. Utilicé cosas que tenía por casa y que resultaron sencillísimas. Bolsitas de papel transparente, bolsas de papel craft, etiquetas, cordel, washi tape, pegatinas con motivos de viajes, blondas de colores y obviamente la invitación y los panecillos.
Y aquí está el resultado. La bolsa de papel craft la utilicé como si fuera un sobre, allí metí la invitación que cerré con una blonda y la pegatina. Añadí una etiqueta con el nombre de la fiesta y la bolsita que colgaba de la etiqueta con los panecillos.
Gustó muchísimo, así que más que contentos con el resultado final. Una invitación de lo más apetecible.