Seguro que esta receta os sorprenderá. No sólo porque, al contrario de lo que pueda parecer, es muy fácil de hacer, sino porque tiene un sabor que invita a seguir comiendo.
Ya sabemos que el roquefort tiene mala fama: hay quien dice que es muy fuerte; otros incluso que huele mal… Pero, de verdad, dadle una oportunidad a esta receta y os prometemos que no os decepcionará.
Si tenéis invitados en casa, podéis optar, como en la foto, por hacer pequeñas tartaletas individuales que quedan muy coquetas a la hora de servirlas. Con un golpe de calor y una buena presentación seguro que causáis sensación.
INGREDIENTES:
2 calabacines
2 cebollas
2 huevos
400 ml de leche evaporada
1 la?mina de pasta brisa
50 gr. de queso roquefort
Aceite y sal
PREPARACIÓN:
1. Desenrolla la la?mina de pasta brisa y cubre el molde. Corta la pasta sobrante y cubre el molde con papel de hornear. Coloca encima unos garbanzos para que la pasta no suba.
2. Hornea a 180o, previamente precalentado, unos 25 minutos. Retira los garbanzos y el papel de hornear y reserva.
3. Pica y fri?e la cebolla a fuego medio y cuando este? tierna an?adir los calabacines cortados en rodajas. An?adir un poquito de sal, tapar y frei?r hasta que este? todo tierno.
4. Bate los huevos y an?ade la leche evaporada. Sazona y mezcla bien. Reserva.
5. Pon los calabacines y la cebolla sobre la pasta brisa y reparte por encima el queso roquefort desmenuzado.
6. Vierte la mezcla de leche y huevo sobre la mezcla anterior.
7. Hornea la quiche a 180o (con el horno precalentado) unos 15 minutos aproximadamente hasta que este? dorada.
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