La naturaleza se expresa asiduamente bajo la forma de una espiral, desde las galaxias hasta la estructura del ADN.
En la mayor parte de las tradiciones antiguas, la espiral era el símbolo de la creación y de la evolución del Universo, y se utilizaba como representación del tiempo y del movimiento de la estrellas. Las espirales parecen ser la forma natural de expresar el infinito y lo eterno.
En el caso de los pueblos celtas, la espiral representaba la vida eterna. Para ellos este símbolo no tenía ni principio ni final, lo que significaba que un ciclo siempre comenzaba cuando otro terminaba.
La espiral simple ha simbolizado el concepto de crecimiento, fuerza vital, expansión y energía cósmica, dependiendo de la cultura en la cual se ha utilizado.
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