Fuente.
Trapillo es el término genérico que se emplea para clasificar todos los hilados realizados con tela. Nació como una forma de aprovechar los restos de telas y de reciclar las prendas en desuso. Actualmente, no obstante, la mayor parte de bobinas que se comercializan con la etiqueta ?trapillo? son producidas industrialmente. Este es, sobre todo, el fenómeno por el que nos interesamos en este post. Aquello que queremos analizar no es el empleo de tela para tejer sino el asombroso auge de la venta de trapillo: una cosa es el reciclaje doméstico y otra muy distinta el producto fabricado. De hecho, los proyectos que ilustran este post han sido creados con tela reciclada y todos nos parecen estupendos.
En España lleva al menos dos años siendo una de las mayores tendencias del ganchillo. No contamos con los datos de su aceptación en el resto del mundo, pero sí sabemos que en Portugal, por ejemplo, tuvo éxito unos años antes.
Aquí ha causado sensación: habrás visto los ovillos en prácticamente todas las tiendas de lana y de labores en general; proliferan los cursos en los que la palabra ?trapillo? se emplea como reclamo; protagoniza instrucciones y patrones; y, finalmente, cada vez son más las webs y blogs enteramente dedicados a este material.
Pues bien, en La Maison Bisoux nos preguntamos si esta tendencia es buena para la escena tejeril, así que hemos analizado sus principales ventajas y desventajas. Es evidente que a nosotros no nos entusiasman las bobinas de trapillo ?por eso no los incluimos en la oferta de nuestra tienda online?, y este es un texto argumentativo en el que defendemos la tesis de que el trapillo no es muy beneficioso para la escena tejeril. Dicho esto, procuraremos ser tan objetivos como nos sea posible y sí expondremos sus virtudes. Al fin y al cabo, aquello que nos interesa en fomentar el debate pues no estamos seguros de que nuestro punto de vista sea el más acertado.
Fuente.
VENTAJAS:
Los proyectos se tejen con rapidez, de modo que la satisfacción es casi inmediata.
Derivado del anterior: puede ser un buen material para iniciarse en el mundo del ganchillo, dado que se observa pronto el avance. L@s alumn@s pueden salir de su primer curso con un proyecto terminado.
Segunda consecuencia: puede ser una efectiva puerta de entrada a la comunidad tejeril.
Cuando se trata de trapillo realizado en casa, permite reciclar y aprovechar telas.
Es barato -ventaja que ha sido rebatida por la mayor parte de tejedoras consultadas, dicho sea de paso-.
Se pueden lavar en lavadora.
Habitualmente, una bobina basta para un proyecto: otro punto a favor de su bajo precio.
Fuente.
DESVENTAJAS:
La mayoría de bobinas que verás en tiendas son producidas industrialmente, de modo que el componente ecológico del reciclaje se pierde.
Es necesario hacer bastante fuerza para tejer, por lo que puedes acabar con un considerable dolor de muñecas.
Suelen ser proyectos voluminosos que se tejen con agujas grandes, así que no son precisamente portátiles.
La creciente oferta de trapillo en tiendas arrincona a los hilados de mayor calidad o limita su presencia.
Como corolario de lo anterior, puede devaluar el aprecio por los hilados de calidad: con trapillo no se obtiene el mismo resultado.
La rapidez con la que se teje es uno de sus principales atractivos. No obstante, a largo plazo sus consecuencias pueden ser negativas. Si acostumbramos a las tejedoras noveles a realizar proyectos en poco tiempo, costará bastante más que luego se atrevan con propuestas ambiciosas que requieren de muchas más horas de dedicación.
Buena parte del encanto de tejer reside en el acto mismo de tejer. Emprender un proyecto largo nos ayuda a ser pacientes y favorece la relajación. Dicho de manera general, se trata de disfrutar del viaje y no tanto del destino.
El trapillo es adecuado para cestas, pufs, alfombras y proyectos de ese tipo, pero ahí debería acabar su alcance. Las prendas de trapillo corren un elevado riesgo de terminar en el cajón de los horrores tejeriles y, debido al peso que alcanzan, serían poco prácticas ?un jersey de trapillo sería una buena armadura, por ejemplo?. En cuanto a los amigurumis de trapillo, mejor pensárselo dos veces si su tamaño es grande: al disminuir puntos puedes acabar con una luxación de muñeca.
Los cursos de ganchillo con trapillo en los que uno se va a casa con un proyecto tejido en un par de horas tienen su atractivo, es evidente. Sin embargo, también ese aspecto puede ser contraproducente. Da la sensación de que se pone el énfasis en tener algo que mostrar a los demás y no en aquello que debería ser esencial, esto es, enseñar bien a l@s alumn@s para que esto sean autónom@s cuanto antes.
Fuente.
OTROS ASPECTOS QUE CONSIDERAR:
Lo esencial es el proyecto resultante, no el material con el que se teja.
Para algunos proyectos la tela es una de las mejores elecciones.
La estética de la tela puede tener su encanto, aunque sólo sea como contraste respecto a la lana.
Fuente.
OTRAS OPINIONES:
Para que este artículo sea lo más completo posible y ofrezca diversas perspectivas sobre el asunto, hemos pedido a destacad@s tejedores/as que dejen sus opiniones por escrito.
Siona (fundadora de Madrid Knits y Labores en Red)
Mi opinión como tejedora es que el trapillo está bien para hacer algunos accesorios en ganchillo. En punto es un suplicio. Como todo en esta vida acaba cansando ver tanto trapillo y tan poca calidad en lanas últimamente. Lo dicho, no soy pro-trapillo ;)
Ana Tenorio (Home Made)
Primeramente hay ciertas aplicaciones como bolsos que quizás sea las que más abundan y las que menos apropiadas me parecen, sobre todo por el peso. Tampoco lo veo apropiado para prendas. Una chica me consultó el hacerse un cuello con trapillo y yo se lo desaconsejé. A los pocos días vino de nuevo y me dijo que tenía razón, que en cuanto salió por la puerta con él fue un suplicio llevar eso colgado del cuello y se lo quitó.
Sin embargo tiene muchas virtudes. Resulta muy creativo, resistente y de infinidad de aplicaciones: alfombras, pufs, lámparas, cestos, para forrar piezas, hacer fundas para sillas… Todo lo que se te pueda ocurrir teniendo el cuenta el peso. Un ejemplo de ello son algunos de mis patrones en ganchillo XXL. En poco tiempo crecen las piezas y es muy satisfactorio. Hay muchas calidades y colores. Yo lo he utilizado para cantidad de cosas como en escaparatismo o incluso en la acción de los rederos.
Es un material como cualquier otro, excelente para tejer tanto a ganchillo como a calceta. Cualquier material es susceptible de ser tejido, lo importante es decidir bien la aplicación. Por descontado, otra característica de tejer en XXL en cualquier material es que resulta ideal para iniciación, pues el punto se ve muy claramente y se entiende mejor. Es quizás duro de trabajar pues por un lado implica agujas de mayor calibre y por otro el peso. Dependiendo de la pieza, en alfombras por ejemplo, no la puedes trabajar sobre tus piernas como si fuese una manta, je,je, has de trabajarla directamente en el suelo. Implica un trabajo ya no solo de las manos sino de todo el cuerpo en piezas grandes y también otra forma de tejer, pues no puedes coger igualmente el gancho o las agujas de calceta.
Nani (Fíos e las)
El trapillo, como todo, tiene aspectos positivos y aspectos negativos. He intentado justificar de la mejor manera posible todo lo que digo.
Lo bueno:
- Cunde mucho, en un par de horas puedes tener una pieza completa.
- Ha llamado la atención de muchos no-tejedores que se han iniciado con el trapillo y los ha convertido en tejedores de otras fibras
- Es un gesto ecológico, dado que son fibras de deshecho de la industria textil, está hecho con trozos de jerseys y camisetas.
- Como está de moda se vende muchísimo, todo lo relacionado con el trapillo (bobinas, patrones, agujas, ganchillos…) es rentable.
- Cubre un vacío de los grosores de las fibras, hasta la llegada del trapillo apenas había materiales pensados para trabajar con aguja/ganchillo del 15/20. De hecho me aventuro a augurar que la cuerda va a desbancar al trapillo, porque con el mismo grosor es más ligera y el acabado es más bonito en líneas generales.
Lo malo:
- Es una locura que una fibra de deshecho cueste entre 5,50? los 800 gramos.
- Como es una fibra de deshecho no se pueden elegir colores y no conservan las tintadas en el tiempo.
- Tampoco hay una etiqueta completa en el que te indiquen los metros exactos de la bobina, ni la aguja que hay que utilizar.
- Trabajarlo no es agradable, como es tan grueso cuesta hacer cada punto, digamos que el proceso de tejido no es divertido.
- El trapillo pesa muchísimo, una vez trabajado a ganchillo puede convertirse en arma arrojadiza.
- Dadas sus características no es una fibra polivalente, no puedes hacer, por ejemplo, prendas de vestir con trapillo (no es el material más adecuado), solo sirve para cosas de casa.
Pablo Navarro (Patrones Trapillo)
Como sabéis, nosotros hace poco lanzamos nuestra web de trapillo en la que compartimos patrones, al igual que hacemos en Patronesamigurumi.org pero con trapillo. Así que nuestra opinión sobre este material es más que buena, nos parece que los artículos creados con trapillo son realmente vistosos y rápidos de hacer, y además no es necesario tener grandes conocimientos para crear cosas bonitas.
Eso sí, tiene sus pros y sus contras. Los productos que se pueden crear están limitados a cosas de casa como alfombras, tapetes, cestas, cojines, pufs… o bien complementos, sobre todo bolsos. Es un material reciclado, por lo que tiene un carácter ecológico, lo cual muchas veces no se corresponde con su precio, en ocasiones excesivamente caro.
Otro de los principales inconvenientes es su peso. Es verdad que no se puede crear ropa con este material, ya que es muy pesado. Nos referimos a ropa de vestir, sin embargo se pueden crear disfraces u otras prendas puntuales, ya que quedan muy graciosas.
Y, por último, la desinformación que hay con respecto a grosores, metros de bobina, elasticidad, colores,… Si estuviera todo clasificado sería más fácil, ya que en ocasiones cuando cambiamos de hilo no casa con el anterior, al igual que el tema de la elasticidad del material, que puede hacer que se curve el tejido según lo que aprietes las puntadas.
En conclusión, creemos que el mundo del trapillo está por explotar todavía, por la facilidad con la que se trabaja y porque la imaginación de los usuarios que suben sus creaciones a sus webs y blogs no tiene límites.
Mel (Gallimelmas e Imaginancias)
Yo creo que el trapillo es bueno para la escena tejeril. Es un material que ofrece un amplio abanico de posibles aplicaciones XXL, como ya lo hicieron, lo hacen y lo harán las cuerdas de colores, y que permite ir aumentando la lista de futuros proyectos y nos anima a experimentar. Si bien mal usado, mal tejido y en labores que requieren del uso de un hilado de menor grosor, el trapillo queda tosco. Pero la culpa no es del material, sino del tejedor.
Por ejemplo, el grosor y la textura del trapillo permite ver muy bien los puntos, algo que es ideal para los que se inician en el ganchillo ya que aprenden con facilidad los distintos puntos, los aumentos y las disminuciones, y a contar. Sin embargo, una mala elección de la aguja puede fastidiar por completo una labor, haciéndola tediosa y dificil de tejer si la aguja es menor de lo que necesitaríamos y afeándola y llenándola de agujeros si es mayor. Siempre tenemos que tener en cuenta que al ser un material grueso todos los defectos y errores que se cometen con otros hilados y que pueden disimularse en algún momento, con él se exagerarán.
Esto también puede trasladarse al proyecto que vayamos a realizar. El trapillo, en general, pesa y su fibra es gruesa, es ideal para proyectos para el hogar, desde cestas, cojines, maceteros, fundas de banquetas, pufs, hasta alfombras…, y cuanto más sencillo el punto que empleemos más bonito queda. Los proyectos laboriosos, con calados y puntos complicados, no lucen como lo hacen con otras fibras. Existe un trapillo de menor grosor, trabajable con aguja del 8 y del 10, que sí que puede usarse para bolsos, cinturones, collares, complementos… Incluso puede tejerse usando sólo una hebra para aligerarlo, pero siempre teniendo en mente el peso de la fibra.
También está el hecho de la variedad de composiciones que podemos encontrar según la bobina. Desde el 100% algodón que tiene una textura dura, seca al tejer y que es poco moldeable pero que es ideal para piezas que necesitas que tengan estabilidad, hasta el 100% nylon o lycra que es suave, agradable, maleable, pesa menos y que se puede usar en proyectos que requieran un acabado más “flojo”.
Como con todas las cosas en este mundo es importante pararse, observar, pensar y sobre todo encontrar la manera correcta de tejer, ya sea trapillo, lana, algodón, etc…, para conseguir sacar todo el potencial del proyecto y del material. Tejer, pero sobre todo tejer bien, es el encuentro armonico entre la aguja correcta, el material adecuado y el proyecto ideal :)
Clara Montagut (Paseando hilos)
En mi opinión, el trapillo es un material muy interesante para tejer, por su textura (que varía dependiendo del género con el que esté hecho, algodón, elástico, gasa…etc), por lo variado de las técnicas (ganchillo, punto, macramé, tapiz..) con las que se puede tejer y sobe todo por los colores. Al ser un producto heho cn base de tela teñida o estampada, la variedad de tintados es mucho mayor que con la lana o la rafia que están mas limitadas. El inconveniente principal que le veo es su peso en el producto final, viendo limitado su uso ( a mi gusto) para complementos sencillo o para el hogar. Dado que actualmente esta viviendo un boom, otra cosa que me extraña es su alto precio que no se corresponde con la demanda. Cosas de estar de moda.
Josep Mestres (Crochetmestres)
En primer lugar, nunca he trabajado el trapillo, no me llama la atención y mi trabajo está por el momento un poco lejos a que se lo pueda aplicar. Alguna vez lo he mirado para probar a hacer algo, un abrigo por ejemplo, pero su peso me ha hecho desistir. Quizás algún día encuentre alguna fibra que no pese tanto y trate de hacerlo, pero en general y por el momento no me interesa.
Creo que es una buena forma para que la gente que nunca ha tejido empiece a hacerlo y quizás es una buena manera de que luego sigan haciéndolo, que descubran que hacer algo con tus manos es muy gratificante y saludable para tu mente. Cualquier cosa que una persona pueda hacer con sus manos debería ser merecedora de respeto por mucho que no nos guste. Naturalmente me refiero a cosas positivas y constructivas.
Laura Gómez (propietaria de la tienda Nido de Abeja)
Marchando mi más humilde opinión sobre el trapillo, como usuaria del material y también como vendedora.
El trapillo ha traído una auténtica revolución al mundo del craft. Ha sido el causante del acercamiento de muchísimas personas que no tejían al mundo del ganchillo y las labores. Es un material con muchas ventajas: es fácil de tejer, por su grosor permite hacer cosas muy rápido, como todo lo que se teje es muy grande resulta muy “llamativo” y es muy barato (ya que al venir de materiales de deshecho de la industria textil en su proceso sólo necesita el bobinado y la distribución). Pero son justo esas ventajas las que han traído inconvenientes al compararlo con otro material. Obviamente, una lana buena va a costar mucho más que una bobina de trapillo (primero porque no es un deshecho; segundo porque, si es buena, sus fibras serán naturales; y tercero, porque como no suele haber lanas tan grosísimas como el trapillo, siempre se va a necesitar más cantidad de ovillos para hacer algo grande).
Yo descubrí el trapillo hace unos 4 años en Holanda. Me llamó mucho la atención este material en su uso para tejer cosas para la casa (cojines, alfombras, maceteros…). Cuando abrí Nido de abeja no tuve ninguna duda en que quería vender este tipo de material (ya que no se encontraba en ninguna tienda de la ciudad). En esos inicios vendía las bobinas de Sacocharte (que fueron los primeros y los que para mí lo han hecho mejor tanto a nivel de calidad como en lo que a difusión se refiere en esta revolución). Me llegaban bobinas súper bonitas aunque ya existía el problema de no poder elegir colores o que fuesen tiradas limitadas. Traía frita a las pobres chicas de Sacocharte porque yo sólo quería vender boninas lisas y de colores que me gustasen. Poco a poco fueron apareciendo más marcas y, con ellas, una pseudo-guerra de precios con la que me resultaba difícil competir vendiendo Sacocharte. Cada vez más tiendas en Barcelona empezaron a vender trapillo. Llegaron las bobinas de Castelltort (que costaban como 3 veces menos que las de Sacocharte: aunque la calidad fuese bastante inferior, la mayoría de las clientas sólo se fijaban en su precio). Compré estas bobinas un par de veces pero no me gustaron nada, así que me pasé a Trap-art. La moda siguió creciendo y tuve unos meses de ventas locas de trapillo. Todo el mundo quería trapillo y cada vez destiné más estanterías de la tienda a vender este material. Dejé de pedir sólo colores que me gustasen para traer de todo (brillos, animal print y estampados que yo nunca hubiese comprado para mí, y aun así se vendían.) Y me limité a satisfacer únicamente las necesidades de ese público que sólo quería trapillo. Empezaron a abrir tiendas especializadas en ese material, lo que me hizo tener que entrar en su política de precios y producto. Cada vez más trapillo, cada vez más barato.
Y, de repente, un día justo antes de mis vacaciones de verano, miré a las estanterías y descubrí que Nido de abeja había dejado de ser lo que yo quería que fuese (una tienda en la que vender materiales un poco difíciles de encontrar, de buena calidad y, sobre todo, de los materiales que yo compraría) para convertirse en una tienda de trapillo. Ese día me dí cuenta de que tenía que hacer un análisis. Analicé la clientela y me di cuenta de que en esos últimos meses, a pesar de tener más ventas, la gente que venía a comprar sólo compraba ese material y nada más. Mis clientas fijas ya no compraban trapillo. Y vi claro que esas ventas producto de la moda no me pertenecían porque ese no era mi target.
Decidí no venderlo más a pesar de sacrificar ventas porque tocaba pensar con el corazón y no sólo con el bolsillo. Esa misma semana fui a comprar té a granel a una tienda de mi barrio y ví que vendían bolsos de trapillo. ¿Bolsos? ¿En serio?… Porque fundas para tetera, cubretazas o posavasos hubiese tenido un sentido en una tienda de té. Pero, ¿bolsos? Así que fue lo último que necesitaba para llegar a mi conclusión de que tenía mucho sentido vender trapillo cuando casi nadie más lo vendía en Barcelona. Pero ahora que hay trapillo en todas las mercerías, en grandes ferreterías y en todos los chinos, tocaba dejar pasar ese testigo a otros.
El trapillo está siendo una de las modas más grandes en el mundo de las labores. Un boom mucho más grande que el que fue el macramé hace años. Un boom con miles de cosas buenas por estar acercando tanta gente al mundo del craft, pero también es una especie de arma de doble filo ya que como pasa con todas las modas existe saturación en el mercado. Hay bolsos de trapillo tejidos en todo tipo de tiendas: desde tienditas de barrio, hasta las mas pijas de la ciudad, pasando por cadenas como Natura. Sus precios van desde los 10 euros a los 80 euros, y la única diferencia es el canal de venta y que la persona que los haya tejido valore más o menos su tiempo y su “arte”. Y esa valoración del tiempo y de la creatividad de cada uno es lo que diferenciará el producto por encima de todo y marcará la diferencia entre “crafters” y “no crafters” en la burbuja craft.
Fuente.
NUESTRAS CONCLUSIONES:
Parece poco aventurado afirmar que el trapillo ha sido beneficioso para animar a más personas a aprender ganchillo. En cierto modo, ha sido una prolongación de una tendencia tejeril que la engloba, aquella que privilegia los proyectos de grandes dimensiones tejidos con agujas ídem. No, no es que haya furor por los tamaños grandes, lo que ocurre es que se tejen más rápidamente.
Ahora bien, cabe preguntarse qué enfoque del ganchillo ha fomentado y si se ha convertido en una versión tejeril de una sociedad que exige resultados inmediatos ?y con el menor esfuerzo posible, claro está? y en el que lo importante es aparentar. Los cursos llévate-a-casa-lo-que-has-hecho-en-un-ratito- quizá sean una de las más claras manifestaciones de ese estilo de vida.
Como con casi todas las modas, sólo el paso del tiempo permitirá analizar si el trapillo es o no bueno para la escena tejeril. Entonces sabremos si se trata o no de una burbuja en el seno del ganchillo y qué porcentaje de las personas atraídas por este fenómeno siguen tejiendo y, más importante aún, acaban realizando proyectos de mayor envergadura con hilados de calidad.
Ya conocéis nuestra postura y la de las personas consultadas. Ahora nos gustaría que este post fuese el punto de partida de un interesante debate sobre el tema. Leeremos con atención vuestra opinión si tenéis a bien dejarla en el apartado de comentarios.
Otros artículos:
Tejer en tiempos de guerra.
Tejer en la literatura.
¿Haces amigurumis? A mí es que el sushi no me gusta.
La máquina de tejer que Nintendo nunca comercializó.