El Enso o círculo zen simboliza la plenitud de lo simple. Representa lo infinito contenido en la perfección de la armonía. Pocos símbolos espirituales resultan tan magnéticos para el espectador y a la vez tan poderosos para quien lo pinta. Pues solo quien tiene la mente libre de cargas e iluminada por el equilibrio interno es capaz de trazar ese círculo perfecto, pero nunca cerrado
Los maestros budistas suelen decir que el Enso no puede ser explicado. En realidad solo hay un modo por el cual llegar a entenderlo con todos sus matices, en toda su esencia: experimentándolo. Porque ese símbolo no es un simple círculo y de hecho tampoco es un forma de arte.
Enso es un estado de la mente. Es ese punto de armonía perfecta donde cuerpo y mente quedan liberados para poder volcar su perfección interna a través de un gesto, de un movimiento.
El que lleva a cabo esa mano para expresar un estado personal donde todo está completo, donde todo y nada existe en este momento presente y puede quedar contenido en la forma de un círculo que queda abierto. Ahí donde se deja una apertura para evocar esa pequeña parte que siempre queda abierta al infinito
Crear un Enso japonés exige práctica y calma mental. Porque un Enso se pinta en una pincelada continua, en un solo trazo y con solo una oportunidad para completarlo. No hay marcha atrás para corregirlo.
Fuente: este post proviene de Blog de JoanSansano, donde puedes consultar el contenido original.
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