Nos encontramos en la corte de Felipe IV, el Madrid de principios del S.XVII y así es como podía vestir un hombre de tan relevante posición como el pintor Diego Velázquez.
El traje de hombre consiste principalmente en dos piezas: la saya abotonada y los calzones tipo bombachos. La saya solía llegar hasta la cadera, se ajustaba a la cintura con un cinturón y desde aquí cogía volumen mediante pliegues o fruncido. Era habitual ver aldetas en los hombros y , aunque había mangas de muchos tipos, las que tenían aberturas dejando ver la camisa de debajo eran muy habituales, el puño de la camisa solía verse sobre la saya, lo que se denomina puñeta, y acababa en una puntilla al igual que el cuello tipo ¨bandeja”. Los hombres también usaban pasamanería en sus prendas, podía ser al tono del tejido o en contraste para resaltar más; además de otros distintivos como es el caso de la Cruz de Santiago, ansiada durante siglos por los más grandes nobles y caballeros, solo concedida a aquellos que pudieran demostrar su cristiandad, legitimidad y nobleza de sangre, o a quienes por sus méritos el rey decidía otorgarsela, como es el caso de Velázquez, ya que el origen de este afamado personaje era más humilde que noble.
Los calzones se llevaban muy anchos ciñéndose a la cintura con un cordón o mediante botonadura (ya que en esta época empiezan a verse los primeros tipos de bragueta). Como elemento decorativo usaban pasamanería o botonadura, pudiendo ser también abiertos en los laterales, como la manga de la saya, dejando ver un pantalón interior que creaba aún más volumen. Para completar su atuendo o para mostrar su estatus en los retratos solían usar capa , armas prendidas en la cintura o a modo de bastón junto con guantes y botas altas de piel.
El tejido principal es paño de lana, un tejido de muy alta calidad y muy usado en la época para el traje de diario, mientras que la camisa es de lino ya que el uso del algodón no estaba muy extendido debido al elevado precio de esta fibra, en comparación con otras, porque había que importarla. Además destaca el predominio del color negro, imperante en la moda Española desde el siglo XVI.