El año en objetivos

El año en objetivos


¡El último post de 2017! Y lo escribo sentada frente a una chimenea, mientras Vader duerme a mis pies y tras haber pasado una tarde fantástica tejiendo. Barbitas y yo estamos de “vacaciones” en el campo y espero que sean unos días de mucho descanso (aunque en secreto os cuento que vamos a estar preparando algo que me hace mucha ilusión para lanzarlo el próximo año). Personalmente, lo necesitaba. Este año he viajado poco y he descansado menos, por eso he decidido que esta semana sea precisamente de eso, de descanso. Pero no quería que el año terminase sin hacer un pequeño balance, porque si no lo hago, sé que me arrepentiré ;)

2017 ha sido un año agridulce. Un año que no voy a olvidar nunca. Un año de opuestos, de alegrías y tristezas a partes iguales. Muy dual. Aún no tengo claro con qué voy a quedarme de todo lo sucedido. Perder a Romeo es lo peor que me ha pasado nunca, hay días en los que es evidente que aún no lo he superado (y puede que nunca lo haga), no hay día en que no le recuerde. Vader y yo ahora estamos más unidos que nunca, él lo lleva un poco mejor que yo. Por otra parte, desde verano estoy viviendo uno de los momentos personales más felices… la sombra y la luz. No existe una sin la otra.

A nivel de objetivos, me propuse todo esto al empezar el año. ¡Y estoy contenta con cómo han ido las cosas!

He pasado mucho menos tiempo delante del ordenador y del móvil, que nos roba tanto en nuestro día a día. Principalmente he conseguido dejar de usar el ordenador después de la tarde, y he reducido el tiempo que paso en redes sociales. También he intentado trabajar menos y concentrar mi esfuerzo para poder conseguir lo mismo en menos tiempo (el año que viene espero mejorar aún más). La cuestión reside en ser más productiva y en dejar de utilizar la multitarea, que no sirve para nada.

Lo de hacer menos cosas sola… ha ido bien y mal. Bien durante una parte del año, mal durante otra. Ahora va mejor, por lo que termino el año también contenta con este objetivo. Como he dicho al principio, este año tuvo momentos muy malos y eso me pasó factura a nivel ansiedad/depresión. Pero no pasa nada, todo se puede superar y ya sabéis que lo importante es no tirar la toalla.

He seguido haciendo pequeñas limpiezas entre mis pertenencias. El método Konmari está muy bien, sabéis que me encanta y que me sirvió para empezar en el minimalismo y hacer una gran limpieza en los inicios (por cierto, tengo pendiente un post sobre su segundo libro), pero yo sigo “editando” todo lo que tengo. Uno cambia y también cambia lo que necesita. Todo lo que me queda es útil y necesario en mi vida actual, quién sabe si dentro de unos meses lo será o si tendré que buscarle un nuevo hogar. Sigo con mi rutina de comprar poco o nada y pasándome a lo natural y sostenible siempre que puedo.

Y por último, el objetivo de buscar tiempo para el ocio creo que está más que conseguido. ¡Este año tejí un montón de proyectos grandes! Y también hice muchas más cosas que me han traído un gran crecimiento personal (como retomar el hábito de escribir y empezar en el mundo de las estilográficas).

Ahora hablemos de 2018, que ya toca. El año que viene se presenta movidito, así que para poder llegar a todo y no volverme loca en el intento, bajaré el ritmo de publicaciones del blog a 2 por semana. A partir de entonces nos leeremos los lunes y los jueves. Además, dentro de un par de semanas estrenaré nueva imagen, por fiiiin. El próximo post que leáis será el del día 4 de enero. La tienda Etsy permanecerá abierta hasta mi vuelta, podéis hacer vuestros pedidos, aunque se enviarán el día 3. Y creo que no me dejo nada en el tintero.

Espero que vosotras también podáis hacer un balance positivo de este año y que el 2018 venga cargado de magia y felicidad. Muchísimas gracias por estar siempre al otro lado de la pantalla, especialmente durante algunos momentos de este año, gracias.

Fuente: este post proviene de Wasel Wasel, donde puedes consultar el contenido original.
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