Por eso me gusta tanto hacer cosas para bodas que sé que son distintas y que contribuyen, aunque solo sea un poquito, a que ese día sea especial y a que, además, sirvan de recordatorio para ello.
Tradicionalmente, las novias regalan un alfiler a sus amigas solteras y la primera que lo pierde es la siguiente en casarse. O eso dice la creencia popular. Actualmente, el alfiler se regala a todas las mujeres que asisten a la boda. En este caso, son, además, el regalo de madrina y espero que nadie quiera perderlos.
Son más de 130 señoritas todas ellas distintas y, como rasgo distintivo -por si no fuera suficiente que sean todas distintas, llevan algún detalle azul que es el color favorito de Teresa, la novia que ha confiado en nosotros y a la que damos otra vez encarecidamente las gracias por ello
Todos los detalles son importantes en un regalo y más cuando es de una boda, por eso envolvemos así cada uno de nuestros alfileres y acompañamos con una tarjeta caligrafiada y envueltas en celofán
Por supuesto, también la caja en la que se entregan va personalizada
Ha sido todo un placer y un reto hacer todas y cada una de ellas. Me gustó una frase de la novia cuando vino a recogerlas: que el que fueran distintas era un problema porque no podía quedarse con una de cada de recuerdo y elegir era difícil
Espero que la boda fuera todo un éxito y que nuestros alfileres sirvieran para hacerla un poco más memorable.
¡Felicidades, Teresa e Isma, seguro que todo os va muy bien!
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