La tendencia del patchwork sigue en vigencia y es hora de que la uses. Puesto que los textiles son, sin duda, materiales indispensables a la hora de decorar nuestros hogares. Las telas de diferentes texturas son aliadas en el momento de elaborar colchas, edredones, mantas, cojines y demás accesorios. En la actualidad estas telas son fáciles de conseguir, sin embargo, no en todas las épocas de la historia ha sido así, por ello las mujeres que emigraron de Europa a Norteamérica a mediados del siglo XVIII, tuvieron que ingeniárselas para aprovechar las telas que tenían y hacer que sus mantas, colchas y cubrecamas durasen y se fueran conservando hasta llegar a pasar, en algunos casos, de generación en generación. Así nació el patchwork, una técnica artesanal para hacer textiles a través del reciclaje de telas.
A estas piezas que las mujeres elaboraban cuidadosamente se les denominaba 'quilts': textiles compuestos básicamente por tres capas, dos de tela y una entre ambas actuando de relleno. La parte de arriba o 'top' es aquella que vemos y que decora. La que va en la mitad está hecha de miraguano y se denomina 'batting'. Finalmente, la zona inferior toma el nombre de 'backing'. Todas las capas se unen a través de un bordado. Esta técnica que las aglutina en una sola se llama 'quilting', que significa 'bordar'.
Objetos con diseños únicos
Los artículos de hoy en día se basan en diseños antiguos. Los bloques que los conforman tienen nombres y formas determinadas muy llamativas relacionas con la cultura de las colonias. De este pasado provienen nombres como la 'Log Cabin' (Cabaña de troncos), donde se crean listones de tela que se asemejan a la construcción de las cabañas en las que se vivía. Los tejidos tienen tonos claros y oscuros con el centro en rojo, simbolizando las luces y las sombras del fuego del hogar. Otro ejemplo es el 'Flying Geese' (Vuelo de la oca), cuyo diseño se parece a una formación de ocas en vuelo.
Existen muchas ideas en las que inspirarse, como la 'Bear´s Paw' (Garra del oso) y, dentro del catálogo más sofisticado, hallamos el 'Grandmother´s Flower Garden' (Jardín de flores de la abuela) o el 'Grapes Basket' (Cesto de uvas), pero también hay otros que son más antiguos y rústicos, como el 'Broken Dishes' (Platos rotos) o el 'Windmill' (Molino de viento). Podemos encontrar todo tipo de sugerencias si nos remontamos a los orígenes de esta artística manifestación.
Almazuelas, el patchwork español
Muchas culturas han popularizado esta técnica textil, como es el caso de los Amish o los Mennonitas. Éstos son austeros en el empleo de color en sus trabajos, decantándose siempre por morados, berenjenas y azules oscuros. Muy brillantes en el uso de los bordados y las técnicas del patchwork, los Amish recogen en estas piezas muchas historias de sus comunidades, ya que en muchos casos construir un 'quilt' se convertía en un trabajo conjunto de la comunidad.
En España los primeros vestigios de patchwork se recogen en textos riojanos del siglo XVII, donde se nos habla de la almazuela (del árabe almozala o almozaia, de almoçala, alfombrilla o cobertor) que sería una manta, prenda de vestir o tejido en general, construido al coser trozos más o menos rectangulares de otros tejidos para poder reciclarlos. Las almazuelas han sido estudiadas en profundidad y recuperadas por la estudiosa Lola Barasoaín, que fue socia fundadora en 1998 de la Asociación Española de Patchwork, y que en la actualidad cuenta con un taller en el Molino de Sorzano en La Rioja, donde continúa enseñando y poniendo en práctica la construcción de este tipo de piezas.
El patchwork sigue vivo
En la actualidad, mucha gente está interesada por esta artesanía. Lola Romanelli, dueña de Logaro, comenzó hace catorce años a hacer patchwork como alumna y ya no pudo dejarlo. Hoy, además de dar clases particulares en su taller, trabaja como artesana de esta técnica. Según dice, no es necesario tener habilidades especiales, tampoco saber coser, porque, tal y como comenta 'es algo que se va aprendiendo por el camino'. A cambio de todo ello, se obtienen bonitas piezas que se pueden colocar en cualquier rincón de la casa, como las que ella hace para sus clientas o las que elaboran sus alumnas.
Para adquirir todos los materiales que se usan para construir cualquier bonita pieza de patchwork, han aparecido muchas tiendas, como es el caso de Quilt Art, donde Neus Diestre, Teresa Pantaleón y Luisa Cazorla han puesto todo su arte a disposición de sus clientas y alumnas. Además, en alguna ocasión han sido premiadas, como en el caso del último Festival de Patchwork de Sitges, con un fantástico 'quilt' dedicado al cine.
En su tienda se hacen cojines, mantas, tapices, colchas, etc. Tal y como afirma Neus Diestre, las piezas de patchwork pueden tener cabida en cualquier sitio, puesto que siempre se busca la neutralidad a la que se le añadirá, por ejemplo, el color de un cojín que puedes ir cambiando, de manera que nunca te aburras. En general, el patchwork encaja en cualquier sitio y la decoración lo admite siempre. Así pues, vemos que siempre es fácil colocar en nuestro hogar cualquier detalle de esta clase de artesanía porque, aunque vayan pasado los años, estas piezas siempre estarán de moda.