Casi cincuenta años después el post it se sigue utilizando prácticamente en todas las empresas y sigue siendo uno de los artículos de material de oficina indispensables. Y era de esperar, ya que cuando se inventó, en las primeras pruebas de satisfacción de productos que se hicieron a los consumidores, el 90% de ellos, tras utilizarlo, aseguraron que lo comprarían.
Ni las nuevas tecnologías has podido sustituirlo, a pesar de que todos los smartphones tienen ya un bloc de notas para hacer anotaciones rápidas. El post it se ha convertido en un elemento prácticamente indispensable en cualquier oficina por la facilidad de su uso y su enorme practicidad.
Para anotaciones rápidas, como separador de hojas, para dejar recados a compañeros de oficina… Son muchos los usos que todavía hoy le damos al post it. Además cada vez se adaptan más a las necesidades del mercado y ya los hay en diferentes tamaños, formas y colores (ver aquí).
Quizás uno de los mayores usos que se le da actualmente al post it ha nacido a raíz de las nuevas tecnologías y la cantidad de información que manejamos al cabo del día, como consecuencia. Los que trabajéis pegados a un ordenador y, sobre todo, navegando por Internet, entenderéis perfectamente a lo que me refiero.
En este tipo de trabajos no hay un orden establecido. Cada persona establece sus prioridades y distribuye el tiempo a su manera. Lo que siempre hay en común es que a lo largo de la jornada laboral surgen tareas como contestar a un email, hacer una consulta o realizar una llamada de teléfono que rompen con la rutina y alterna el orden de trabajo con el que habíamos empezado la jornada. Para esto utilizamos los post it en la mayoría de las ocasiones, para anotar esas tareas que hemos dejado pendientes y que debemos realizar antes de terminar el día pero que hemos tenido que interrumpir.
Por todo esto, ¡larga vida al post it!