Para mí, la vida es sembrar y recoger, tiene sus estaciones…. inviernos duros que si vas fluyendo con él no son tan duros, otoños…… para que todas esas hojas que sombran se caigan y para que en la primavera, renazca brotes nuevos y tiernos para cuando llegue el verano, dé sus mejores frutos.
Claro que para recoger frutos, primero preparo mi tierra, tratando de plantar todo aquello que quiero recoger.
Si estoy feliz, planto la semilla de la felicidad, si estoy triste, la de la tristeza… también tengo unas semillas que son mis favoritas que son las de la gratitud por todo lo que soy, la de alegría de poder disfrutar de esta vida y sobre todo, la semilla de compartir esta vida que regaré con el corazón abierto. Aunque tenga heridas, seguiré sembrando con mis propias manos, para que mis raíces crezcan fuertes y vean la luz y así, dejar una tierra fértil, para que las siguientes generaciones sigan sembrando lo mejor de ellos y conseguir que este mundo sea un poco mejor.
Seamos agricultores de nuestra vida respetando la cosecha de los demás, pues en definitiva, este mudo es un gran huerto donde todos plantamos. Dejemos la mejor semilla de nosotros para que nuestros hijos cultiven con ellas y recojan los frutos de los valores de toda una vida.
Fuente: este post proviene de Las manos creativas de elo, donde puedes consultar el contenido original.
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