La segunda entrega de la saga mágica es sensiblemente más satisfactoria que la precedente. Son muchas las virtudes que atesora. John Williams c0mpone la música, aspecto que, como de costumbre, mejora notablemente la estética de multitud de escenas. Chris Columbus, por su parte, firma una dirección eficaz con la que logra mantener un ritmo sin penas altibajos. También el guión está, en conjunto, mejor trabado. En cuanto a los actores, a la ya conocida nómina de solventes intérpretes se suma un irresistible Kenneth Branagh.
Desde un desde un punto de vista cinematográfico, quizá lo mejor que se puede afirmar es que, a pesar de los 160 minutos de duración, no resulta larga. Luego, por supuesto, para los amantes del universo de Harry Potter imagino que será un placer ver a sus criaturas convertidas en seres de carne y hueso. No he leído ninguno de los libros, pero a juzgar por el enorme éxito de toda la saga, parece evidente que los lectores sí quedaron satisfechos. Visualmente, desde luego, la recreación es espectacular.
A pesar de todo, es inevitable percibir que, más allá de la mirada poco exigente de algunos niños ?o de parte de los adultos que les acompañaron al cine?, el film es también un tanto decepcionante.
Esta es una de esas películas en las que los malos son muy malos ?y se nota enseguida que lo son?, pero malos hasta la caricatura; en el que uno o varios personajes dicen en voz alta lo que estamos viendo; en el que los personajes pasan un buen rato hablándose en vez de pasar a la acción ?o, peor aún, se lanzan réplicas obvias en plena acción?; y, finalmente, en el que las leyes más elementales de la física no son tenidas en cuenta en más de una ocasión: sí, los protagonistas son magos, pero hay golpes que acabarían con la vida de varios de ellos por muchos hechizos que conozcan. Y por supuesto, la trama y el desenlace se despreocupan de toda lógica en pos de imágenes impactantes y algunos minutos más de suspense.
Doy por hecho que muchos aspectos sí estarán bien explicados en el libro, pero la película debería funcionar por sí misma y eso no ocurre en demasiados casos. Dicho esto, no tengo ninguna duda de que tramas inverosímiles y lagunas de guión varias no serán impedimento alguno para que los seguidores de la saga literaria disfruten también con la cinematográfica. Para el resto de los mortales, en cambio, esta es una película más floja que otra cosa.
Harry Potter y la cámara de los secretos es, cuestiones artísticas aparte, ideal para quien disfrute tejiendo. Por lo pronto, figura esa mágica escena tejeril que veis en la imagen superior: dos agujas tejiendo solas. Pero es que además son muchas las escenas en las que alguno de los personajes principales, especialmente Harry Potter, lucen llamativas prendas tejidas. Por algo existe un submundo tejeril dedicado a la saga, cuyo mayor clásico es la famosa bufanda bicolor.
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Otras películas con escenas tejeriles:
La angustia de vivir.
Jules et Jim.
Cándida.
Los inútiles.
Persépolis.