No ocurre a menudo que un film de animación gane el premio a la mejor película en un festival tan prestigioso como el de Berlín. Sin embargo, las creaciones de Hayao Miyazaki trascienden sistemáticamente el género y logran cautivar a una audiencia mucho más amplia de la que a priori se podía esperar. Además, de su siempre fascinante filmografía, El viaje de Chihiro posiblemente quede como su obra cumbre. Fue aquí donde ofreció el más deslumbrante ejercicio de imaginación y virtuosismo visual.
Quien aprecie el cine de Miyazaki por su personal estética y por su capacidad para crear universos propios disfrutará con un trabajo en el que ambas cualidades destacan durante todo el metraje. La colección de criaturas fantásticas que habita el film es un alarde de imaginación, aunque quizá lo más asombroso es cómo logra crear un mundo mágico con bien definidas reglas, particularidades, funcionamiento? Al estilo de Alicia en el país de las maravillas o La guerra de las galaxias, pero con un toque japonés.
Dicho esto, esa parte fantástica, aunque sea el atractivo más inmediato de El viaje de Chihiro, no es el único. Ese viaje al que alude el título es también una metáfora del crecimiento del personaje protagonista, Chihiro, una niña de diez años que no tiene más remedio que madurar rápidamente para sobrevivir. Por otra parte, Miyazaki no desaprovecha la ocasión para introducir nada sutiles críticas a la sociedad contemporánea, con el materialismo en su punto de mira. Por lo visto, un balneario para dioses es un entorno tan bueno como otro cualquiera para hablar de nosotros.
Cine para niños, desde luego, pero también para los adultos que les acompañen en el visionado.
Esta espléndida película incluye también una de las más memorables y completas escenas tejeriles. Protagonizada por cuatro de los fantásticos personajes que pueblan el film, transcurre en la casa de una de las dos hermanas brujas. Lo interesante es que observamos prácticamente todo el proceso del arte de tejer: dos de las criaturas mueven la rueca, el dios sin rostro hila y, finalmente, la bruja enseña a los tres a hacer punto. Pero es que, además, en el fondo de la habitación vemos un telar, de modo que, definitivamente, debe tratarse de la bruja más laboriosa que existe.
A la venta en:
Otras películas con escenas tejeriles:
Lars y una chica de verdad.
La gran belleza.
Sobran las palabras.
Harry Potter y la cámara de los secretos.
La angustia de vivir.