La historia empieza cuando para navidades de 2016 me “pido” para los Reyes Magos el ovillo “Big to knit” de Katia de 500 gr. Es una edición limitada de lanas Katia, y con un solo ovillo sale un jersey.
En la tienda que hay en mi ciudad está agotado, espero que lo reciban, pero en vista que llega febrero y siguen sin tenerlo lo pido por internet.
Aquí tenéis una foto para ver el tamaño del ovillo.
Un mes después, en marzo del 2016 hago una muestra con dos tamaños de agujas para ver con cual me quedo.
A mi me gusta el punto flojo, así que decido quedarme con la muestra de abajo de la foto.
La realización.
Hasta aquí todo bien. Pero destinos de la vida, dejo aparcado el ovillo y las muestras y no es hasta noviembre del 2016 cuando empiezo a hacer la chaqueta, 8 meses después. Una de las razones principales de este retraso es que no tenía claro que iba a hacer, jersey, chaqueta, qué diseño, … entonces lo fui dejando, lo fui dejando, hasta que llegó la inspiración.
Al final hice una chaqueta está hecha de arriba hacia abajo toda de una pieza, ya sabéis que no me gusta nada coser.
El cuello me quedó un poco grande, para el verano los cuellos así me gustan, pero en invierno prefiero que sean más cerrados. Así que cogí los puntos por detrás del cuello de la chaqueta y saqué otro cuello, ahora la chaqueta tiene dos cuellos y parece que es así el diseño.
¡Por cierto! me sobró lana. Increible lo que da de sí el ovillo. Ahora la estoy usando para hacer la manta espiral
Los remates.
No quería poner botones, porque luego los ojales se dan de sí y se salen. Decidí rematarla con punto cangrejo en ganchillo y coser una cremallera.
Un error que cometí, porque comprar la cremallera, la compré, pero lo de coserla, eso es otra historia. Como no me gusta nada coser, pasó mes y medio hasta que me decidí a hilvanarla.
Cuando me pongo a coserla a la máquina, dos meses más tarde, no puedo. Cada vez que coso me salen nudos. Me dicen que es por el tipo de hilo, o porque la canilla no la hago prieta. La cuestión es que no puedo coserla.
El resultado.
Al final me tocó coserla a mano. Y claro, llegó el calor y la deje en el armario. Cuando me la quise poner había pasado un año y ocho meses desde que compre el ovillo, ¡hay que ver! Pero ha quedado preciosa y ahora con este otoño tan bueno que está haciendo me la estoy poniendo un montón.
¿Qué os parece? A mi me encanta como queda.