Al amanecer, resucitaba.
No había tiempo que perder,
En el frenesí de su vida,
De su loca carrera,
Tropezaba, caía, se levantaba
Y seguía corriendo.
Deleitábase en pasiones fugaces,
El amor era una pérdida de tiempo,
Tiempo que no atesoraba,
Pues todo era malgastado
Y desgastado.
Bebía la vida de un solo golpe.
Sin futuro, sin promesas.
Realmente, morir eternamente,
Lo anhelaba!