Esta camiseta que ya hice fue un regalo que hicieron a una chica llamada Marta. Pues a Marta le gustó tanto la camiseta que me encargó una similar para regalar a su amiga Rosa.
La idea fue partir del mismo modelo que ella tenía, pero intentando personalizarla al máximo para que su amiga se identificara con ella.
Aquello fue como una tormenta de ideas, en la que me fue contando todas las cosas que podían representar a Rosa. Por lo que se ve, a Rosa le debe gustar mucho la Nocilla, porque me sugirió que la dibujara con un bote en la mano. También me contó que Rosa se dedica a pintar las uñas a sus amigas en plan ninja, sin que nadie se de cuenta, mientras estas duermen. O que llevara un colgante con una concha de Santiago.
Con todas estas ideas, ha resultado una camisetaun tanto surrealista, pero con la que seguro que Rosa se va a sentir plenamente identificada. Será SU camiseta:
¿Os ha gustado? Me han chivado que a Rosa le gustó mucho, así que puedo decir que una vez más he superado el reto.
Y ahora os voy a contar una pequeña curiosidad sobre la camiseta. Trata sobre la concha de Santiago. Cuando me comentaron el asunto de la concha, entre las múltiples ideas que lanzaron al aire para que pudiera representar en la camiseta, pensé que yo tenía, entre las mil cosas que he ido acumulando en todos estos años, algún abalorio con forma de concha. Y convencida como estaba de que la tenía, me dejé ir y no confirmé que lo tuviera en realidad.
Y ocurrió que el día que tenía que entregarla, me di cuenta de que no tenía nada que me pudiera servir como concha. Revisé los mensajes que me habían enviado con las ideas y me di cuenta de que lo de la concha parecía que era algo fundamentalque tenía que aparecer sí o sí. Así que me tuve que poner a darle vueltas al coco para solucionarlo.
Como padezco un poco de síndrome de Diógenes, suelo guardar muchas cosas por si acasoy en alguna ocasión me había guardado botes vacíos de detergentes y otras cosas de este estilo para hacer con ellos cosillas de bisutería reciclada. Pero mira por donde, este año tras volver del verano tuve unas semanas en las que me entró la vena limpiadora y arrasé con gran parte de mi arsenal, que fue directamente a la basura.
Así que me encontré sin nada de material para poder fabricarme una concha que hiciera las veces de colgante de la buceadora.
¿Sabéis que usé finalmente para hacerla? Pues encontré que el bote de Nocilla que teníamos abierto en casa tenía una bonita tapa completamente blanca. Y el bote estaba ya a punto de terminarse. Así que robé la tapa y de ella recorté un trozo con forma de concha, sobre la que dibujé la cruz de Santiago. Al final se cerró el círculo y el asunto de la Nocilla aparece en dos vertientes distintas
Si es que en estos casos, hay que dejar libertad a la imaginación para solucionar los problemas, ¿no os parece?
Besos y hasta la próxima entrada.