Me pidieron un cojín de semillas personalizado para regalar.
Como pista me dijeron que le gustaban los morados, azules y los tonos tierra.
Pensé en hacer la funda con el nombre, pero como las que usamos los cojines a diario sabemos que después de una temporada quedan destrozados, me daba pena bordar el nombre y que durase tan poco.
Ni una bolsa, ni una cesta.
Haría una funda.
Me costó hacer un par de pruebas para ver donde tenía que poner el bordado, pero al final lo conseguí.
Hice bastantes fotos pero las he perdido, menos mal que en el proceso hacía fotos con el móvil y se las iba enviando a mi amiga.
Aquí un detalle del bordado, todavía puesto en el acerico (yo trabajo con un acerico, como las mujeres antiguas, para bordar los nombres).
El interior es de un morado más intenso, y ha quedado precioso.
Es de los bordados de los que más satisfecha me siento. Menos mal que se llamaba Merche, que si se llega a llamar Mary Carmen, fijo que me lo quedo.
Y sigo coso que te coso...
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