Ardiente y dulce,
Amante y confuso,
Hasta que te convencí,
Y me correspondiste.
Cuanta maldad!
No hacía ti,
Cruel que soy conmigo,
Porque al desprenderme de ti, huiste,
También yo, de mí.
Caminé firme y lloré al saborear aún
Lo amargo de tu boca,
Me alejé, por ese túnel oscuro, infinito,
Sin luz al final, en extravío.