... al parecer ha heredado el talento de mi abuelita! Ya me gustaría a mi!
Es increíble las cosas que se pueden hacer con ese arte centenario. Cuando era pequeña veía a mi abuelita con la aguja y el hilo dale que te pego a unas velocidades de vértigo y a la que te descuidabas te había hecho una maravilla con motivos de flores, sin ellas, con ondas...
Era una especie de magia, más aún cuando la veías que lo hacía casi sin darse cuenta, viendo la tele y al parecer sin prestarle demasiada atención a lo que hacía.
Recuerdo cuando íbamos a su casa y te pedía ayuda para desmarañar esas bolsas llenas de hilo y convertirlas en unas bonitas madejas. Ese pequeño ritual no se me olvida... se convertía en una especie de baile de manos mientras ella a toda velocidad daba las vueltas al hilo alrededor de la madeja.
Tampoco se me olvida cuando cometías un error y se liaba la cosa y ella con todo su cariño te ayudaba a encontrar de nuevo el compás del baile.
Hoy ya no sólo no se acuerda de como tejer con ganchillo sino que no recuerda casi ni cómo se habla. A veces la vida es así de durilla. Sólo espero que también se le haya olvidado sufrir.
Te quiero abuelita!... a ti también hermana!
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