Siempre me ha gustado comprarme una agenda muy determinada con unas medidas y formato muy concretos. Pero en los últimos años, he estado aprovechando la de propaganda que me cedía mi compañera, ya que cada vez la uso menos.
Este año, aunque la seguiré usando en ocasiones contadas, he querido “alterarla” para darle un aspecto más atractivo.
Espero que os guste tanto como a mí el cambio, que por cierto es de lo más sencillo: un papel decorado en ambas tapas, una etiqueta y adornos hechos con una perforadora.
¡Feliz día!