Se me había olvidado enseñaros este acerico, quizá porque es muy tímido.
Está escondido entre las hojas del limonero de la casa del pueblo.
Ahora trepa por las escaleras que van al solano.
Este acerico le acabé el mes pasado en el pueblo, era para el amigo invisible de la kedada, y como no me convencía hice otro con telas Tilda.
Cuando le dije a mi madre que no me gustaba, enseguida me contestó que a ella si, así que encantada se lo adjudiqué.
Por supuesto que fue lo primero que metió en la maleta para que viajase a Madrid.
Tan contentas las dos.
Y sigo coso que te coso...