Volviendo al asunto del dibujo, creo que ya se nota la mejora, tanto en la técnica como en el estilo. Aun no siento que tenga estilo propio, pero estoy segura que entre más dibujos haga, poco a poco voy a ir encontrando un estilo que me convenza.
La idea en este dibujo era experimentar con los colores verde y rosa, no está demás decir que al terminar la primera versión no me gustó nada, tuve que borrar casi todo el dibujo y volver a pensar en la composición del dibujo.
El nombre de Wild es debido a que era un dibujo que no se dejaba terminar, siempre había correcciones, era salvaje y se rehusaba a cooperar conmigo.
Cuando modifiqué el dibujo y comencé la última versión, de alguna manera comencé a experimentar decepción, llevaba horas trabajando en ese dibujo, estaba cansada y solo veía fallos y cosas que no me gustaban, pero intenté no rendirme, cuando decidí que había tenido suficiente, me levanté de la computadora, me fui a tomar café (ah! si!, soy adicta al café) y cuando volví, pude ver que el dibujo estaba terminado y que sin querer había representado la frustración que había sentido y el empeño de no dejarse vencer. Fue una situación refrescante, siento que logré “algo” y que aunque pague un precio de muchas horas frente a la computadora por comenzar sin una idea clara, siento que una vez más vencí a la vocecita que no me dice que no puedo ser artista.
¿Por qué será que entre más empeño pongamos a algo, más difícil se vuelve el camino para lograrlo? Siento que estoy en constante batalla conmigo misma.